martes, 24 de diciembre de 2013

RINCONES




Los he visto. Lugares, sitios disimulados, insignificantes espacios que están a mi lado compartiendo domicilio, compaginando vida sin que jamás haya llegado a profundizar en ellos (¿hasta hoy?). Seguro que son fortalezas extraordinarias, brutales sedimentos que ni siquiera la escoba logra deshacer; simplemente, en ocasiones, con suerte, sospecho que logra cambiar su paisaje. Paisaje mutante, lo suficientemente alejado de mi vista como para lograr ver algún cambio significativo al paso de la escoba, aunque en realidad, si pienso en ello, mi lógica me lleva a razonar que él transmuta a cada pasada del pelo del cepillo limpiador. También estoy seguro de que se renueva por las múltiples cosas que son arrastradas por la brisa hogareña, en ocasiones provocada por el abrir y cerrar de las puerta o ventanas o por el veloz ajetreo de la gata de angora que, a su vez, deja caer alguno de sus pelos multicolores. Subdivisión al azar o no. Menos de un gramo de peso, blanco, gris, marrón rojizo y de nuevo blanco y gris, tres centímetros tricolor dividido en cinco, posado en la zona oculta, ampliando, acumulando una nueva parte en el paisaje casual, depositado al lado de cientos o miles o millones (no lo sé, preguntad por ahí) de partículas de polvo que, tras su acumulación junto a la humedad ambiental de esta primavera lluviosa, han creado montículos, llanuras, valles y montañas.
Es muy posible que se encuentren más cosas en los lugares ocultos que conviven junto a mí. Espacio casi invisible, diminuto; a la vista, una simple mancha marrón que sólo puedo identificar si me empeño en explorar, que avisto si apunto la mirada directamente a ella, que descubro si me acuclillo, que sólo veo si indago. Misteriosos rincones que hoy han agudizado mi imaginación, que han despertado una vez más al soñador, rincones hogareños que me transportan a otros mundos, lugares habitados por seres diminutos que seguramente desde su perspectiva incluso vean horizontes infinitos, anocheceres y amaneceres, días y noches ocasionados por el interruptor, interruptores accionados por la punta de mi índice. Para ellos, el azar, para mí, mi voluntad. Para mí, una mancha diminuta, quizá la deje crecer más.


martes, 17 de diciembre de 2013

COOL EN NUEVA YORK



Mañana miércoles día 18 a las 19:30 estaremos tocando en el Joaquín Roncal, en la calle San Braulio de Zaragoza, un lugar delicioso, muy cercano al público.
Ernesto Cossío Jazz Cool, una entrega de varias melodías de jazz, en su mayoría del estilo cool, buscando este sonido frío, sencillo y a su vez dulce que se impuso en los años cincuenta en la costa oeste americana. Pero, sería faltar a la verdad pensar que sólo en esa parte de América tuvo lugar este sugestivo fenómeno musical, no sólo los músicos bronceados fueron los que emprendieron a tocar alejándose del frenético fraseo bopero que impusieron Parker y Gillespie, la verdad es que en Nueva York fueron varios los músicos que abrazaron este sonido, esta nueva forma de expresión. Está claro que el cool es algo que se achaca a los músicos costeros del oeste, pero es evidente que en Nueva York llegó con fuerza. En muchas ocasiones he leído que este fenómeno nació y desapareció en los cincuenta, pero pienso, creo, que traspasó aquella época y en la actualidad tiene muchos exponentes entre los músicos actuales.
El primer disco de cool que se garbó, que es a su vez el primer disco de Miles Davis como líder, fue el Birth of the Cool. Aunque muchos de los músicos eran de la costa oeste y futuros exponentes del cool, como por ejemplo Mulligan o Konitz, fue Miles, un chico que se encontraba en la gran manzana por aquel entonces, junto al joven arreglista y pianista Canadiense Gil Evans quienes crearon este estupendo disco, este primer archivo sonoro con este estilo de música. Davis nunca dejó de tener el soplido cool.
Otro (cool jazzman) fue el pianista Bill Evans y está claro que su legado está muy presente entre los pianistas actuales. Lo que intento contar, aunque no lo parezca, es que Nueva York es la auténtica ciudad del Jazz, lugar de encuentro de músicos, amantes de este género musical, de todo el mundo, y ningún estilo de esta música ha pasado de largo en esta ciudad y sus estudios de grabación. Corría el año 62 cuando se grabó un precioso disco en Nueva York, un delicioso disco a dúo, sonido cool, desde Nueva York, Bill Evans y el gran Jim Hall.
Hall murió el pasado día10 y ya van muchos, están desapareciendo los últimos grandes músicos de jazz, sus inventores, músicos revolucionarios que nos van dejando poco a poco. Jim Hall ha sido un grande del Jazz sin lugar a dudas, uno de los mejores y más relevantes guitarras de la historia. Ya hace unos años le vi, en Youtube, como subía al escenario totalmente encorvado con la ayuda de una gayata, pero esta triste figura no quitaba ni un ápice de riqueza musical cuando cogía su guitarra. Habría tenido, hoy, su punto tragicómico volver a verle junto a Petrucciani.
Tuve la suerte de poderle ver en directo, junto a Lovano (cool, cool, cool). Me viene a la memoria sonora un disco suyo de dúos con contrabajistas, curiosamente con varios de mis contrabajistas favoritos, curioso proyecto. Me lío. Sólo quería hacerle un pequeño homenaje de mi parte a Jim Hall, al músico de Jazz.
Este miércoles en el Joaquín Roncal, Chema Callejero empezá con un tema que Bill Evans escribió al morir su padre y que, curiosamente, fue una de las melodías elegidas para grabar junto a Hall en aquel estupendo disco de 1962. Pienso que puede ser un buen homenaje a Jim y al cool neoyorquino. Turn Out The Stars.



martes, 10 de diciembre de 2013

ESCAPAR?


Paso. Me voy. Me lo pienso. Me doy la vuelta. Vuelvo junto a ellos, esta vez ninguno me pega, ni me empuja, ni siquiera me insultan, sólo me ignoran.
Esto puede ser un buen resumen de lo que pasa en mi vida. En ocasiones tengo ganas de escapar, de irme y no volver, pero tengo miedo, mucho miedo.
Me levanto temprano, un vaso de leche, unas galletas.
El bus. En el bus empieza todo. Me siento solo, ya han sido demasiadas las veces que he intentado sentarme con alguien, nadie me acepta y eso que siempre lo he intentado con los que me parecen más buenos. Me aburre explicar todo esto, en realidad me avergüenza.
Me siento en mi silla, mi mesa, desde mi sitio veo a todos los demás, en ocasiones me tiran cosas. Tengo ganas de un cambio, me gustaría enfrentarme a ellos, pero me da miedo, tiemblo solo de pensarlo, incluso me dan ganas de hacer cacas.
Me meto en el comedor, como sopa, carne empanada y una manzana. Otra vez me siento frente a mi mesa. Suena el timbre. Se acabó.
Subo a casa, meriendo. Salgo con Laura, vamos al parque, ella se sienta en un banco y se pone a hablar con los padres, madres y demás cuidadoras. Mientras, yo me acerco a los columpios, me miran mal, me insultan, me voy junto a Laura, me coge de la mano. Me fijo en su escote.

martes, 3 de diciembre de 2013

UN MILAGRO GRACIOSO

- Hola, buenas tardes
  • ¿Qué tal?
  • Una cervecita
  • ¿San Miguel?
  • Sí, ¿hay poco movimiento?
  • Sí, ayer trabajé muy bien, pero hoy eres el primero en entrar.
  • Pues no voy a ser el cliente ideal. Cóbrate, me tengo que ir.
Las nueve y sereno, bueno, sereno, sereno tampoco es muy exacto. Sólo ha entrado el Andrés, menudo año.
Joder, antes, a las nueve, como mínimo, ya tenía doscientos en el cajón, joder. Me voy a fumar, me cago en la prohibición. Hace frío.
  • Hola Pedro. ¿Fumando?
  • Pues sí. Ahora entro y os atiendo.
Pedro le da dos caladas al ducados y entra con su sonrisa habitual.
  • ¿Qué será?
  • Una de litro, de estas nuevas que tienes.
  • Buena elección, ésta es de lo mejor.
Les sirve la cerveza, se mete en el ofis y prepara un par de tapitas de anchoa.
Entran Julián y Ana. Todo va bien. Juan, Mercedes, Elena, Laura y Mario. Hablan de música y de la lotería; corren las cervezas, cada una acompañada de su tapa. Queso, jamón, sardina... Lo de la tapita con la cerveza está muy bien. A fumar en grupo. Las once y cuarto, se va Mario, el bar está nuevamente vacío.
Son las doce, no ha vuelto a entrar nadie.
Voy a cerrar. Se abre la puerta, entra un señor mayor.
  • Ponme una Mahou.
  • Muy bien.
Pedro le coloca la cerveza con una tapita de jamón.
  • Otra.
  • Otra.
  • Otra.
  • Cóbrate y ponme otra.
  • Ésta y cierro.
  • Vale.
Al señor se le empieza a trabar la lengua. Pedro le cobra.
  • Otra.
  • Ya te he dicho que era la última.
  • No seas capullo y ponme otra.
  • Te pongo media caña y cierro.
Pedro le sirve una caña.
  • Salgo a fumar.
A ver si se va, este tío es un pesado.
Pedro mira al interior del local desde la puerta y ve cómo se bebe la cerveza de trago y se dirige a la salida.
Suerte, se va.
  • Tú, capullo, ponme otra cerveza.
  • No me faltes al respeto.
  • Tú estás aquí para servir a los clientes, pringao.
  • Cállate y vete a casa.
  • Dame un cigarro y sírveme una cerveza.
  • Que te vayas a casa. Voy a cerrar.
  • Dame un cigarro, hijo de puta.
Pedro, ya muy caliente pese al frío que hace, suelta la mano con cigarro incorporado. El tortazo a mano abierta le gira la cara al borracho pesao. Por un instante, Pedro deja de ver la jeta girada del individuo y cuando vuelve a mostrarse (la jeta del pesao), por no se sabe qué casualidad, el tío tiene colocado el cigarro, que Pedro llevaba en la mano golpeante, en su boca. El del pestazo a vino lleva ahora en su boca la colilla, un hecho casi milagroso, el tío tenía la pava entre sus labios, un cigarro de unos cuatro centímetros, algo doblado, pero aún humeante. Pedro se queda perplejo.
  • Pues no me pondrás una cerveza, pero me llevo tu cigarro, que te den. Me llevo tu cigarro, jajajaja, me lo llevo, me llevo tu cigarro, jajajajaja, capullo.
Pedro se enciende otro pitillo mientras observa cómo el cliente se aleja dando bandazos. Una sonrisa se dibuja bajo el bigote de Pedro, la visión del tío con la colilla semiaplastada en su boca no deja de ser cómica.


miércoles, 27 de noviembre de 2013

ESTOY MALITO.

A ver si esta noche puedo escribir algo.
Lo siento, Achis, mok, mok, Tengo la cabeza como un bombo.

martes, 19 de noviembre de 2013

MOUSTAKI



Soy amante de las melodías sencillas, ya de niño debía serlo, esta canción que anida en mis recuerdos es la prueba de ello.
Cada vez que la escucho me estremece, me estremece la historia y, de niño, me estremeció su sencilla melodía, su corta letra que canté muchas veces sin conocer su significado.
Extranjeros, pobres y con ideales políticos alejados del poder establecido (la víctima ideal). Seguramente se acercaron llenos de ilusiones y esperanzas al país de las oportunidades y de la libertad. Este tipo de libertad y justicia que es la que hemos heredado en nuestro maltrecho mundo occidental, claro que, este comportamiento tampoco escapa al resto de la humanidad. Snif, snif.
Sencilla y contundente letra-denuncia, un grito que Moustaki lanzó en 1971, 44 años después de la ejecución de Sacco y Vanzetti.
Temática que por desgracia tiene total vigencia, una pauta que el género humano nos empeñamos en seguir, una de las formas más repetidas que tenemos para acabar de una manera u otra con la gente que no está en nuestra sintonía, que no reza nuestro credo, sobre todo si son insignificantes, qué fácil es juzgarlos, qué sencillo es acabar con ellos, no necesariamente matándolos, en ocasiones, enterrándolos en vida.
Estas palabras las colgué en Facebook el 23 de mayo cuando me enteré de la muerte de Moustaki, he pensado que cobraban de nuevo vigencia ya que este jueves a las 21:00, en el Teatro del Mercado de Zaragoza, ofreceremos con nuestro nuevo grupo, Les Métèques, una actuación homenaje a la obra musical de Moustaki.

Sirva el concierto, en algún momento, como denuncia a las injusticias. 

martes, 12 de noviembre de 2013

AMARILLO


Vigilo y veo que nadie me ha visto, tengo que ser lo más discreto posible, mi misión es muy importante. Estoy tranquilo, estoy preparado para ello, me han elegido entre 2000 personas, consideraron que sólo 2000 podíamos afrontar con éxito la misión; después de diversas pruebas, quedamos tres, Jkunk enfermó y entre Gkuner y yo, fui el elegido. Mi familia está muy orgullosa. Para unos padres no es sencillo aceptar que, cuando vuelvan a ver a su hijo, ellos tendrán como mínimo 68 años y es muy probable que hayan pasado de los 80; en cambio. yo seguiré con mis 27, para mí, la misión durará 15 días máximo, con suerte 7, y cada día mío va a suponer 2 años suyos, pero saben que toda mi vida he querido y me he preparado para entrar a trabajar como científico- filósofo-probador del C.E.R.I. Además siempre han sido conscientes de que una misión de este tipo podía llegar, además, cuando vuelva nos quedarán un montón de años par disfrutar, 80 no son nada. Tengo que dejar de pensar en esto y centrarme plenamente en la misión.
Me pongo unas vestimentas para pasar desapercibido, me coloco las lentes lectoras de mentes Frrrix Tresrs, el nuevo invento del C.E.R.I., pero la ley prohíbe probarlo entre nosotros, las leyes de Murgkunkytrokejjyuchuloguapo han prohibido su uso en nuestro planeta, estrictamente prohibido probarlo con cualquier Murgkunkytrokejjyuchuloguapense. Por eso he tenido que viajar hasta aquí para comprobar su eficacia. Hemos elegido un planeta en el que, en teoría, la inteligencia de sus ciudadanos es parecida a la nuestra, más o menos como nosotros hace unos 200 años, así podremos aseverar que sus mentes, al igual que las nuestras en aquel momento, piensan de una manera lúcida y coherente.
Al fin podremos confirmar la teoría de Glortekkk Tresks, que habla sobre el paralelismo entre todos los planetas de población inteligente, siendo todos ellos una repetición de hechos, pensamientos e inventos, lo cual nos lleva, sin poder evitarlo, a ser iguales y llegar, en consecuencia, a las mismas conclusiones, al mismo desarrollo mental y a la bondad como único objetivo (versión reducida de la teoría de Tresks).
Estoy un poco apartado de la ciudad, la nave la he dejado suspendida a diez metros del suelo dentro de una nube disuasoria marca Luggg Tresgs. Llevo una lista de lugares donde poder encontrar a todo tipo de humanos a los cuales enfocar con las gafas y leer sus pensamientos in situ, a la vez que registrarlos en una memoria L.P.D.D.D.
El primero ha de ser al azar, para asegurarme que el viaje no ha afectado al artefacto. Por ahí viene un humano con un montón de animales, animales blancos, bueno todos blancos (que no existen en mi planeta o han desaparecido) menos uno negro y un perro. Enfoco las lentes y me dispongo a descifrar sus pensamientos y dejarlos registrados en formato L.P.D.D.D. El pensar del pastor – fijo que llueve, la subida del iva nos ha jodido y no se ve que estos atontaos nos vayan a sacar de ésta. 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, joder, contar ovejas me da sueño, gafes del oficio, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, la negra, 44, 45, 46, 47 y 48, están todas. A ducharme y a ver al Madrid en casa con los hijos y la mujer.
Perfecto, no ha tenido ningún desperfecto, funciona exactamente igual que en Murgkunkytrokejjyuchuloguapo.
Voy a ver la lista de lugares donde tengo que acudir: ir al congreso de los diputados, ir a comer al restaurante Ramón Freixa, al museo del Prado y ver unos lienzos, El Descendimiento, El caballero de la mano en el pecho y Las Meninas, en el Reina Sofía, El Guernica, coger el metro, ir a ver el fútbol (deporte que se juega con una esfera y su dificultad radica en que se hace con los pies, posiblemente esto haya hecho que sus participantes desarrollen partes especiales de sus cerebros), Madrid contra Barcelona, volver a la nave, al día siguiente ir a Valencia, analizar la final del mundial de motociclismo (carreras de artefactos de dos ruedas con tecnología punta, posiblemente pilotados por individuos especiales con gran preparación y grandes valores humanos), volver a la nave, viajar a la India, ir a ver la final del campeonato del mundo de ajedrez (juego que practican las mentes más desarrolladas del planeta tierra) y analizar a los participantes.
Entro en la sala, me dan asiento como espectador, llaman al estrado a un tal José Ignacio Wert. Señores y señoras, no he venido aquí para perder el tiempo; pensar que el éxito educativo depende de los recursos es equivocado. Es como pensar... Pongo en marcha la máquina y enfoco sobre su cabeza, no sé si es debido a lo lisa que la tiene o a algún inhibidor de ondas, no logro meterme en su mente, ningún tipo de información, es como si hablase sin pensar, no puede ser, se ha debido estropear el Frrrix Tresrs. Me pongo nervioso. Me intento relajar. Solución, enfocar a este otro calvo con barba, veamos – menudo plasta de tío, no sé como lo pueden aguantar, si algún día gobierno no tendré ningún ministro de este pelo,¿pelo? Y no tiene pelo, jajajajajaj, no tiene ni pelo, ni un pelo de listo, jajajajajaja, la verdad es que no es muy peludo, jajajajajaja, además es un tío bastante peligroso, peli, peli de pelo, jajajajajajaja. Me troncho, lo más difícil de estar aquí es mantener esta cara de serio. Jajajajajaja.
El Frrrix Tresrs a registrado perfectamente lo que pasaba por la mente del despejado con barba, eso confirma que funciona perfectamente. Voy a volver a enfocar al Wert ese - …................. que calor …................................................................................................. no sé cuánto me queda …........... voy a soltar algo sobre la selectividad y lo inútil que es.....................................................
Es curioso el caso de este señor, ya lo analizaremos en el C.E.R.I. a mi regreso.
Voy a enfocar al señor sonriente con gafas y barba. Ya – Ssssssssssssssssssssss, que bien habla Jossssé Ignacio sssssssssssss todos quieren que lo eche, pero no pienso hacerlo ssssssssssssssss, es tan interesante lo que dice, sssssssssssssssssssssss, además todo el mundo sabe que la gente másssss sssssobresaliente ssssiempre hemos sido algo incomprendida sssssssssssss, en su caso sssssólo lo entiendo yo ssssssssssssssss pero ahí lo voy a dejar, essssss del único del que verdaderamente me fío, esss tan inteligente ssssssssssssssss, a ver cuándo acaba de hablar que tengo ganas de salir a comer ssssssssssss, voy a poner mi cara piloto automático de ojos muy abiertos por fuera y muy cerrados por dentro Zzzzzzzzzzzzzzzzzz.
Voy a enfocar al de al lado suyo, ya – el Mariano ya se ha dormido otra vez, después que lo sacan con caras raras. Que montón de sandeces dice el Wert ese, no sé de dónde salió pero, cada vez que habla, la lía, éste debe vivir en el lío junto al jefe, jijijijijiji. Uf. Yo creo que no pasa las navidades con nosotros Jijijijijiijii. Ministro de Educación. Parece un chiste de mal gusto, bueno, en realidad, mientras esté él no se meterán con nosotros. Jijijijjijiji. Tengo hambre. Voy a aprovechar para expulsar gases internos, la pelotas de la cara piara seguro que piensa que ha sido el Mariano; Mariano, marrano Jijijijijijiji.
Creo que aquí ya ha acabado mi misión, no sé que conclusión sacar, pero no me han parecido demasiado brillantes, claro que yo no estoy para juzgar, ahora estoy para registrar en formato L.P.D.D.D. todo lo que piensan. Cuando regrese, ya veremos a qué conclusiones llegamos.
Restaurante Ramón Freixa, me pido el menú degustación, está de chuparse los dedos, en esto creo que están por delante de nosotros. Aprovecharé para enfocar a un comensal que está con una chica – joder, esto me va a costar como mínimo 200 eurazos y todo por comer cosas pequeñas en platos grandes, pijerío de mierda, una puta estafa, donde estén unos callos o una fabada o el cocido que es de aquí, no la mierda de comida catalana rara ésa, puta moda, como si en Madrid no supiésemos cocinar, pero como a Julia le hacía ilusión pues a apechugar, este va a ser el polvo más caro de mi vida, después al cine a ver una peli subtitulada y sin ver el fútbol, si de ésta no folla, que le den.
No parece un discurso que lleve a la bondad, quizá la Teoría de Tresks no sea tan acertada, yo voy grabando, ya llegaremos a las conclusiones.
Voy a enfocar a la chica – Roberto es un encanto, dulce, siempre con una sonrisa, detallista, es la tercera vez que salimos juntos, ni una sola insinuación fuera de sitio, si sigue así, hoy dejaré que me bese. Qué guapo.
Me voy al Prado a ver los clásicos. El Greco, según nuestros informes es uno de los más seguidos en el museo, el hombre de la mano en el pecho, la verdad es que es un cuadro muy curioso, está pintado con pigmentos distintos a los nuestros, el estilo se parece a Grfff Tresgrugnon, pero claramente aquí se utilizaban otros materiales, no sé como va a aguantar esto la teoría de Glortekkk Tresks. A lo mío. Hay sólo cinco personas, voy a enfocar a la chica de lentes, parece muy interesada en el cuadro – es muy raro, es increíblemente raro que aún no haya llegado, me aseguró que sería puntual y aquí estoy, con esta ropa de pija de mierda, casi una hora en la sala delante de este cuadro oscuro, las manos no están muy conseguidas, hasta yo las pintaría mejor. Tengo un hambre que te cagas, en este momento me iría con cualquiera que me invitase a comer. Qué coñazo, espero diez minutos más y me las piro.
El chico de los pantalones rotos - impresionante, llevo aquí casi una hora sin poderle sacar ojo de encima, no sé que debe hacer aquí tanto rato, pero está buenísima, no sé si invitarla a comer, flechazo a primera vista, demasiado pija para mí. La quiero. Joder, este cuadro me suena.
Enfoco a la mujer con la bolsa – ZzzzzzzzzzzzzZzzzzzzzzzzZzzzzzzz.
Me voy a la sala de las Meninas, al de los pelos rizados – me gusta más en el ordenador que en directo, creía que era más luminoso, tengo hambre. Jijijijijijiji, hay un tío en el cuadro que abre una puerta, qué inoportuno, jijijijijiji, menuda bronca le van a meter.
El calvo con pantalones cortos – qué hambre, este cuadro es muy bonito, claro que yo soy más de follar que de cuadros.
Me voy a ver el Descendimiento. La chica de la mochila – creo que las rastas ya se están pasando de moda, tendría que cortármelas, igual me tiño el pelo de rojo o verde, no sé, que lío. Joder, qué cuadro tan tétrico. Me voy de aquí.
El señor del maletín y traje – joder, han trincao al pringao de mi camello, y ahora ¿qué? Tendré que llamar al inútil de mi primo para conseguir algo de coca, estoy hasta los huevos de este puto camello, tengo que encontrar a uno que no lo encierren. A la mierda con él, mi próximo camello tiene que ser más discreto. Joder, estos tíos son unos capullos, si llevase yo el negocio como ellos a los dos días estaría arruinado. Eso les pasa por fumar porros.
Al Reina Sofía. El Guernica, qué chulo, hay 20 personas con un guía que no para de hablar, se van, sólo se queda una pareja, parecen muy concentrados – mira que es raro, me recuerda a dibujos infantiles, su valor debe radicar en su tamaño. Que no, no le pillo el truqui, el tío de las gafas que está detrás nuestro parece todo un experto en arte, es un hombre muy interesante, el traje le sienta la mar de bien, cuadros, donde esté una buena disco, que se quite el arte.
Enfoco a ella a ver – joder, no sé por qué le tuve que decir a mi primo que quería ver el Guernica. A estas horas tendría que estar con las lobas, me voy a perder la previa del partido, seguro que ya están pasándoselo de puta madre. Joder, si por lo menos el tío de atrás me metiese mano, podríamos ir al baño y echarnos un kuic, estoy caliente y yo haciéndome la intelectual delante de mi primo, viendo esta mierda en lugar de estar de fiesta.
Me voy a la boca de metro.



martes, 5 de noviembre de 2013

MAGNUS




Me quedé con él cuando tenía 13 años (él), apareció en una entrevista de El País, después de no sé qué ronda iba primero en el Linares, en aquel momento el más potente torneo de ajedrez del planeta, el único campeonato, por aquel entonces, que te daba la oportunidad de ver enfrentarse a Kaspárov y Kárpov, ya que Kaspárov se había montado su propio campeonato y dejó de participar en el campeonato mundial oficial.
La entrevista descubridora no la recuerdo demasiado bien, en realidad no recuerdo casi nada de lo que decía en ella el chico de 13; con el paso del tiempo, sólo recuerdo de aquella lectura que le gustaba leer, que iba poco al cole (¿un par de meses al año?), que le preguntaron si había leído algo o si conocía algún escritor español (menuda pregunta para un chaval de 13, lo del escritor español) y el tío suelta - me he leído un par de veces el Quijote (no sé si esto me lo estoy inventando o era así, pero a mí me gusta). Bueno, aunque no recuerdo sus contestaciones ni las preguntas, recuerdo (cosa que me sucede constantemente) la sensación, la impresión que me dio. Me cautivó y desde aquel momento me quedé prendado de él, yo siempre había sido de Kaspárov pero, desde aquel momento, ya tenía un nuevo ídolo, un sustituto, un tío de 13, que tenía por delante toda una esperanzadora carrera.
El ser superbueno en algo, el ser prodigio en un campo no da ninguna garantía de éxito total, él estaba claro que era especial, muy especial, G.M. Con 13, el más joven de la historia y de los pocos niños que lo habían conseguido en la historia del juego más complejo y divertido que existe. Este récord de precocidad se lo arrebató a Judit Polgár (casi seguro), que lo logró cuando tenía 15 años, por delante de Fischer o Kárpov o Kaspárov; una chica que sus padres, maestros de escuela, nunca llevaron al colegio. Pusieron en práctica con sus hijas (los padres de las Polgár) un sistema de estudio escolar, en casa, donde todas las materias circulaban alrededor de ajedrez.
El ajedrez son matemáticas, es dibujo lineal, es arte, es improvisación, desarrolla la memoria, la imaginación, la concentración, potencia la toma de decisiones inmediatas, la personalidad, hay jugadores defensivos, los hay agresivos y los hay que buscan la belleza y un largo etcétera.
Hay partidas muy bonitasque, cuando son bellas, en ese momento, elevan el juego a la altura de arte, arte con mayúsculas, al igual que lo puede ser un cuadro o una muy buena improvisación de jazz. Estas partidas especiales glorifican al que las hace, pero en realidad no toda la gloria es del ganador ya que, para que surja esta belleza, el perdedor tiene que ayudar tragándose la trampa (normalmente necesaria), el derrotado debe ayudar a que el imaginativo y romántico ganador pueda culminar su obra con éxito y conseguir la victoria (objetivo del juego y necesaria para que la partida sea considerada una obra de arte). Siempre se premia con el trofeo a la belleza, al ganador de la partida más hermosa y es él (con todo derecho) el que levanta al final del torneo el premio, aunque haya quedado último (cosa poco probable), el trofeo a la partida más bella; pero sin la inestimable ayuda del perdedor, nunca lo lograría, las partidas más bellas siempre tienen un engaño, la celada, un sacrificio que ofrece el ganador al perdedor de forma premeditada y calculada, una suculenta pieza o varias, que el futuro perdedor engulle sin imaginarse lo que le espera a la vuelta de la esquina, sin que su mente se percate del peligro que conlleva llevarse el regalo (es la vida). Por poner un caso, recuerdo una partida de Judit Polgár de muy jovencita; fue en unas olimpiadas (las hermanas Polgár, por sistema, nunca jugaban en campeonatos sólo para chicas, estas olimpiadas las jugaron por presión gubernamental), en la partida sacrifica no menos de tres piezas, entre ellas un cambio de dama por torre, para obtener una espectacular y bellísima victoria. Esta partida corre por internet. está comentada por Leontxo García, que explica muy bien lo que Judit busca, muchos movimientos antes de que su contrincante se diese cuenta del desastre posicional en que se había metido y en consecuencia de su futura derrota, eso sí, después de haberse metido un buen banquete (la perdedora). Me estoy liando, quiero escribir de otra cosa, de ajedrez, pero de mi descubrimiento. No tengo remedio. A ver si ...
las hermanas Polgár son todas unas superclase en el ajedrez, aparte de chicas amables (he seguido más a Judit) y muy majas. Eso lo comento porque hay gente que piensa que el ajedrez te vuelve un raro, claro que eso también pasa con cualquier otra actividad (creo que va más con la persona que con el hecho de ejercer una actividad concreta). Recuerdo cuando la gente flipaba con lo de que una mujer pudiese ganar a los hombres (menuda tontada), claro que era el primer caso y, a diferencia de otros deportes, aun siendo los campeonatos oficiales (olimpiadas o mundial) de chicas o de chicos, como ocurre en todo deporte, en el ajedrez las chicas que llegan al nivel (puntos elo necesarios) pueden participar en cualquier torneo, y por supuesto Judit lo ha hecho. Me estoy enrollando una vez más, porque yo no quiero hablar de ajedrecistas, ni siquiera de las virtudes del juego; quiero hablar de algo que esconde el juego y que un día descubrí.
Me he liado.
Una cosita más antes de empezar, quiero nombrar el debut del chaval de 13 en el Linares, que logró victoria con sacrificio de caballo. Un portento. Me parece que en este Linares hizo tablas con el brutal Kaspárov, y Anand, y quizá hasta ganó a Kárpov (yo verificaría estos datos), lo que está claro es que el chaval prometía.
Antes de escribir de lo que quiero exponer hoy, tengo que contar un poco sobre de dónde viene mi afición al ajedrez. Recuerdo que las piezas me las enseño a mover mi primo Eduard en Perpignan, en Perpignan seguro, me parece que fue mi primo, por descartes. Pero el que de verdad me pasó su pasión y el amor al juego fue Antonio Fernández Crespo, El Crespo, un gran jugador y sobre todo un buen maestro, algún día escribiré algo sobre él, seguro que serán varios capítulos.
Como me he enrollado tanto, voy a ser escueto en lo esencial, voy a intentar contar, exponer lo que quería escribir desde un principio, de una forma rápida.
Cuando empiezas una partida, no sabes lo que va a pasar.
Antes de seguir voy a contaros que... (es broma).
Voy a intentar contar lo que me pasa cuando juego y lo que un buen día descubrí en el tablero y que yo no controlaba, descubrí un secreto que guardan las fichas esparcidas, vi la parte que no controlas, que tiene vida propia. Hablo de mi sensación, la sensación que tiene una persona de nivel muy bajo, que sólo juega para divertirse y no en demasiadas ocasiones, un aficionado que, aparte de lo que aprendió con El Crespo, no ha vuelto a estudiar, sólo jugar por jugar, sin más.
La cuestión. Cuando empiezas a jugar no sabes qué va a pasar, aparte de tres o cuatro jugadas, lo demás que ocurre es nuevo para mí, supongo que a la gente que juega ya con nivel eso le sucede más adelante.
Te vas posicionando, preparándote para afrontar la batalla, que quieras o no va a llegar (la vida), vas colocando piezas en los cuadritos, fijándote en lo que tu contrincante hace, intentando ver si te da alguna oportunidad. Siempre es distinto, cada partida tiene su principio, su batalla y su final, pero en cada ocasión es diferente, cada nueva partida (aventura) es distinta.
Jugué cientos de partidas, quizá miles, sólo pensando en que era un juego que yo controlaba, que lo inmediato era lo importante, no pensaba demasiado en el futuro e iba saliendo de los problemas según iban apareciendo. Pero un día descubrí algo y me quedé alucinado con el hecho.
En una partida que vi claramente que iba aganar, me quedé mirando mis piezas, todas colocadas de una manera perfecta, todas y cada una de ellas en un sitio que impedían cualquier intento de ataque de mi contrincante (la vida), ellas (las piezas) puestas en aquellos sitios, algunas las había colocado yo, pero otras ni siquiera se habían movido en toda la partida, y todas estaban en su sitio, idóneas, invencibles. ¿Quién lo ha hecho? ¿Quién ha pensado en colocarlas en este sitio tan perfecto? Yo no. Yo sólo empecé pensando en hacerlo bien, poco a poco, en solventar los problemas que me iban surgiendo, pero de pronto ahí están, todas en el sitio perfecto y en cambio las del adversario, encerradas sin saber dónde ir, mejor dicho, sin tener lugar ante mi perfección. Yo supongo que, a los grandes, eso igual les sucede de forma controlada pero, entonces ¿por qué vence uno y no el otro? Quiero pensar que, en ocasiones, el tablero (la vida) cobra vida propia y premia el trabajo bien hecho, te echa una mano sin que tú te des cuenta; cuando eres consciente de ello, es muy hermoso, es como entender (supongo) el firmamento (la vida) o algo así, no sé muy bien cómo explicarlo.
Toda esta brasa se me ha ocurrido porque este sábado día 9, empieza la final del campeonato del mundo, donde Magnus Carlsen, vencedor del torneo de candidatos, el número uno del mundo con la puntuación Elo más alta de todos los tiempos, el chaval que con 13 años hizo tablas con Kaspárov, el número uno más joven de la historia, se va a enfrentar al hindú Anand, que ostenta el título de campeón del mundo y, aunque el hindú me cae muy bien y es o parece muy buena persona, además de haber demostrado en los últimos años que es un especialista en defender su título, yo quiero que gane Carlsen, quiero que venza el chaval que me cautivó en el 2007 y al que sólo le queda proclamarse campeón del mundo para ser el más grande de todos los tiempos. Para mí, ya lo es, más de 2.870 puntos Elo le avalan.
No siempre el ser prodigio en algo garantiza un buen resultado final, el llegar a la cima, pero en este caso no me equivoqué al creer que él iba a ser el nuevo rey. Si logra proclamarse campeón, va a nacer una nueva estrella que va a relanzar la magia ajedrecística fuera del plano de los torneos, al igual que hicieron en su momento Fischer o Kaspárov. Es la vida. Creo.




martes, 29 de octubre de 2013

LOS INVISIBLES



Mi blog no es muy visitado, de hecho, seguro que dentro de los rankings de blogs estará entre los últimos, posiblemente sólo superado, en la zona baja, por el de “felipetrompeta” y algún frikie más (Felipe, perdona por lo de frikie).
Nunca me planteé el tema de los lectores, vamos, que nunca pensé que alguien, aparte de unos cuantos amigos, leyese lo que escribo. Más aún incluso, jamás pensé en escribir nada y menos que iba a estar tanto tiempo redactando historias semanales (lo máximo que había escrito en mi vida era algún guión teatral y algún examen, eso último por obligación).
Como en casi todo lo que he liderado o coliderado en mi vida, esta es una cosa más de esas que hago para divertirme. Vamos, que no creé el blog para lograr una legión de seguidores y por supuesto no hay legionarios, eso lo sé porque el blog tiene una aplicación con estadísticas diarias y digamos que no se mueve mucho; pero sois muchos más de los que jamás me imaginé y aunque os quiero (supongo), no sois lo importante, aunque ahora sois algo más de lo fuisteis al principio, ya que en un principio ni siquiera había reparado en que estabais (aparte de algún amiguete y amigueta). Ahora estáis, pero siento deciros que, aunque he tomado conciencia de que estáis, no sois mi motivo para seguir escribiendo, ya que éste sigue siendo, como ya he comentado, la diversión, pasarlo bien, lo que siento mientras lo hago, el gozo particular y solitario que me da el poder descubrir una sonrisa oculta que aparece en el escrito de forma inesperada, de forma mágica, al igual que surge lo romántico o lo sexual o lo disparatado, situaciones que, momentos antes de estar plasmadas delante de mis narices en el ordenador, nunca habían existido. ¿De dónde salen?
Vosotros, en todo caso, sois mí conciencia en esta causa, sois la parte que me obliga a hacerlo, ya que dije que cada martes colgaría una historia en este blog, sois los seres invisibles que me obligan, por respeto a la palabra dada, por mi parte, en su día. Me obligáis a esta rutina semanal, necesaria ya para mí. Resumiendo, sois la rutina, esa cosa tan necesaria (ahora lo sé) que empuja la imaginación. Creo que me he liado un poco, espero que hayáis entendido lo que he intentado decir.
Nunca supuse que hubiese gente que me acompañara, aparte de los amigos. Claro que, aunque sólo seáis la parte rutinaria de esta apuesta, me alegra ver que estáis, vamos que os he cogido cariño. Creo.
Sois los invisibles, seres no palpables que en contadas ocasiones (alguno) habéis aparecido dejando un comentario con el nombre (habitualmente) de “Anónimo”, apelativo que ayuda poco a rastrear vuestro lazo, si es que existe, hacia mí, saber si este ente incorpóreo que sois los rutinarios es conocido de la vida real, de mi andar diario, de mis calles, de mis escenarios y de mis bares. Pero estos cortos mensajes que redactáis a pie de historia en el blog o en Facebook o Twiter son desveladores, por lo menos en el momento de mi lectura, de vuestro sentir al leer lo mío y eso me lleva a miniconoceros; vuestras anónimas ilustraciones, en ocasiones, destapan mi interés y os imagino y os visualizo y os invento y os materializo, en ocasiones, en actores de mis historietas. ¿Me lío?
Empecé a escribir azuzado por Jesús Laboreo, a raíz de enviarle un curso de cómo escuchar jazz (según mi criterio). Este curso, que hago cada año de forma gratuita para gente que quiere aficionarse a esa música, consta de 25 capítulos que envío cada semana por correo electrónico (si alguien quiere apuntarse al de 2014 puede hacerlo, empieza en enero). Jesús, al leer los comentarios de estos episodios jazzísticos, un día, tomándonos una Guines en el Rag (El Rag sale en la historia “Mejor escuchar que hablar de Jazz” del 5 de junio de 2012), me comentó que estaría bien que escribiese (yo) historias. Además, Jesús ha hecho de corregidor de algún relato y defensor (ante mí, para mí) de mi disparatado estilo de coma va, coma viene (un día me presentó el punto y coma) y de escanciador.
El martes 3 de abril de 2012 subí mi primera historieta en este blog (“Adelante”) y desde entonces he colgado, con esta de hoy, ochenta y seis entradas. Me estoy alejando una vez más del auténtico motivo que me ha llevado a escribir “Los Invisibles”. Me lío, esto también forma parte del estilo. Creo.
Quiero hablar de vosotros o ustedes, de los rutinarios que aparecéis en la estadística bloguera como entes de otro lugar, de verdad que haber sabido de vosotros me ha llamado la atención y, como no podía ser de otra manera, ha estimulado mi curiosidad, dejándome algún interrogante abierto.
¿Los invisibles? ¿De dónde habéis salido? ¿Cómo habéis venido a parar a este blog? Gente de fuera de mi círculo de amistades, incluso de fuera de Zaragoza. Sé que en Manresa (Barcelona) hay un par de personas que me siguen (hola), estuve viviendo durante algún tiempo allí, por lo que estos (visibles conocidos) entraban dentro del grupo de amigos posibles seguidores, de hecho, varias de las historias han trascurrido allí ( 30-5-2012 “Me cansé de tocar el mismo blues, pero no puedo huir de él” o 6-8-2013 “Viaje al pasado” son algún ejemplo). Me lío.
Cuestión, que de los 200 puntuales seguidores de esta semana, 104 son de España, eso ya me parece flipante, pero aún más flipante es lo de los 96 restantes; de qué manera os habéis podido interesar por esto gente de Alemania, de Francia, desde Francia sé que mi primo Eduard Balasch me sigue, me lo comentó su hermana que se hizo visible (mi prima) después de leer la historia “Extranjero” que colgué el 21-08-2012, de Colombia, de Rusia, de Polonia, de Argentina, de México y sobre todo de Estados Unidos desde donde han seguido, por poner un ejemplo, “El Reencuentro” 68 personas.
Curioso.
Al ser consciente de vuestra existencia, os imaginé sentados ante el ordenador o el móvil, abriendo el blog para ver qué se me ha ocurrido esta semana. ¿Qué tipo de personas sois? Algunos sé quiénes sois (unos quince), pero los demás sois invisibles. ¿Pobres? ¿ric@s? ¿vací@s? ¿llen@s? ¿alt@s? ¿buen@s? ¿solitarias? ¿tristes? ¿solitarios? ¿solidarios? ¿alegres? ¿enferm@s? ¿deportistas? ¿os gusta el ajedrez?
La verdad es que en ocasiones me gustaría saber de vosotros y en otros momentos, en los más, pienso que es mejor así.
Seguiré imaginando cosas sobre los hombres y mujeres invisibles que los martes abrís este blog.
Os doy las gracias por seguirme, estoy muy agradecido a tod@s.
¿Quiénes sois? ¿Importa?
Ciao.
Un abrazo.
Me lié en una tremenda tela de araña, me lió, no sé cómo ni por qué, me lié y no sé qué hacer...(creo que esto último corresponde, probablemente con algún cambio, a letra de una canción de la Orquesta Platería, creo).



miércoles, 23 de octubre de 2013

REENCUENTRO (La Carta 3ª parte)

Siento no haber colgado la historia ayer martes 22, pero estuve sin internet.

Amazing Grace, versión de Charles Lloyd.


Voy a tomarme un café a Manresa, me siento en una terraza al lado del Sibelius, me quedo mirando el piano blanco que adorna el escaparate, está riquísimo (el café), hurgo en el bolso para buscar un pañuelo, toco un paquetito, ayer fue mi cumpleaños, éste es el regalo del marido de mi hermana, me olvidé de él, desenvuelvo el pequeño paquete cuadrado, es una cajita blanca, la abro y dentro veo una postal.
Me aburro. Hoy ya he acabado mi tarea, pero la obligación horaria me obliga a estar aquí y aún faltan cuarenta minutos para salir; voy a curiosear las cartas devueltas, me relaja. Hay cientos de cartas que nunca llegaron a su destino, en ocasiones tengo la tentación de abrir alguna y leer lo que pone en ellas, palabras que se perdieron en el tiempo estacionadas en este cajón, pero abrirlas está prohibido por ley. Cartas que deben esconder todo tipo de historias: mensajes de amor, noticias de todo tipo, invitaciones de boda o notificaciones de divorcios, reproches y halagos, secretos familiares, encerrados eternamente en sobres cerrados. Cientos de nombres y apellidos pasan delante de mí, personas que muchas de ellas seguramente ni siquiera estén entre nosotros, cartas acumuladas durante decenios. Me llama la atención una vieja postal ya amarillenta, con la dirección escrita con boli rojo. Joder, Montse Durán. Coño, se llama igual que mi cuñada. Sé que es delito leer la correspondencia ajena. La verdad es que no tengo que incumplir la parte visible del delito, no tiene sobre, nunca nadie sabrá que la he leído, además, como no es una carta y no hay que abrirla... No aguanto más, la ojeo; tiene fecha 25 de abril de 1974, el texto en boli azul y la dirección en boli rojo, no cabe duda de a quién va dirigida, es la dirección de casa de mis suegros. Miro a mi alrededor, nadie me observa, los compañeros están concentrados en su tarea de clasificación postal, cojo la postal y la meto en mi mochila, no creo que nadie la eche de menos. Creo que va a ser el regalo de cumpleaños perfecto, seguro que le hace ilusión. ¿Quién será Elena?
Estoy desayunando en la terraza de L'Aroma, observo a la señora que tengo a mi lado, me gusta su estilo disparatado, la ropa parece de los setenta: botas altas, falda corta y el bolso parece hecho a mano, las gafas que lleva le dan un aire intelectual que le favorece; está quitándole el papel de envolver a un paquete, parece un regalo, siento curiosidad, en ocasiones tengo este punto cotilla.
Es una postal con un aspecto... imita perfectamente a una postal de los setenta con motivo infantil, que raro que a mi cuñado se le ocurra regalarme algo tan retro, no le pega nada. Saco la postal de la caja y le doy la vuelta.
Es una postal, me suena el dibujo, boli azul, boli rojo. No puede ser. Pulsaciones a mil por hora. Es Montse. Conserva mi postal. Lleva años observando mi postal.
No entiendo nada, una postal de 1974. Elena. Hay una nota de mi cuñado – Esta postal nunca llegó a su destino, no llevaba sello y eso impidió que fuese repartida, ha estado en un cajón de correos durante 39 años. Debió ser escrita por una niña compañera tuya de clase. Pensé que te haría ilusión recibirla. Feliz cumpleaños. Ger.
Me acerco a ella - eres Montse, ¿verdad?
Una mujer se acerca a mí, me pregunta si soy Montse. ¿Es Elena?
- ¡Elena! ¡Qué alegría!
Nos sentamos juntas, como tantas otras veces habíamos hecho en clase. Me pido otro té. Hablamos de lo de la carta, nos parece algo muy bonito.
  • ¿Qué casualidad, no?
  • El destino.
  • Estoy muy contenta.
  • Yo también.
Hablamos de nuestras vidas. Veo que Montse suelta un imperdible que lleva de modo decorativo en su bolso, me coge la mano y me pincha en el dedo índice, una gota de sangre aparece en mi dedo. ¡Está loca! No sé qué decir. Un simple vistazo a la postal me hace recordar el texto, entiendo el pinchazo, es la respuesta afirmativa a la propuesta de trasvase sanguíneo. Es el sí quiero ser amigas para siempre.
- Has tardado 39 años en contestarme.
Estoy nerviosa, se pincha su dedo y hacemos el pacto. No sé porque, pero tengo ganas de besarle. Me lanzo, la beso en la boca, miles de mariposas revolotean por mi cuerpo, nunca antes había sentido nada igual.
Decido hacer el pacto de sangre, lo deseo, cojo el imperdible que llevo ensartado en mi bolso, le pincho en el dedo, se queda sorprendida, sin palabras, ni siquiera se queja, pincho el mío y mezclamos nuestros fluidos, el pacto está hecho. Elena me besa, miles de mariposas recorren mi cuerpo, nunca jamás sentí nada igual. Creo que estoy viviendo un flechazo.
- Montse, sé que te parecerá una locura pero te amo, creo que siempre te he amado.
- Esto es muy extraño.
La vuelvo a besar, ahora son millones de aleteos.
Elena me vuelve a besar, no podemos parar, paso mi mano detrás de su cabeza, no quiero que esto se acabe, locura de Amor, sólo ella y yo existimos en este instante, millones de mariposas me alzan con suavidad y me mantienen suspendida a dos palmos del suelo.
Ardo en deseos de empezar a vivir.






martes, 15 de octubre de 2013

PARÍS (La Carta 2ª parte)


Llevamos tres días en París. La práctica del francés no ha sido mucha, estamos todo el día juntas y, aparte de pedir la comida, poco más. Nos prometemos que a partir de ahora hablaremos en francés entre nosotras.
Está lloviendo, arrecia, nos resguardamos en la entrada de un teatro, va a empezar una actuación de Sacha Distel, nos hace gracia, es el de La Manguera, cogemos cuatro entradas y nos metemos, es un teatro precioso. Sale Sacha con una guitarra, ni manguera ni nada, ni una triste canción cantada, ¿jazz? A la tercera canción nos vamos. Menudo coñazo. Salimos a la calle, al menos ha dejado de llover, paseamos por la zona, se ha quedado una tarde maravillosa. Después de dos horas dando vueltas, mirando tiendas, entramos a cenar en un italiano, pedimos pizzas para todas, el camarero nos trae una botella de vino blanco (que no habíamos pedido), invitación de un chico de una mesa del fondo, nos dice el camarero mientras nos señala con un leve golpe de cabeza la mesa de donde viene la invitación; miramos hacia allí, entonces uno de los ocupantes se acerca a nosotras y, con un italiano bastante rudimentario, nos comenta que le encanta el acento de las italianas cuando hablamos francés, que por eso nos ha invitado; nos miramos algo desconcertadas, aguantamos las risas por cortesía y le seguimos el rollo, dice que es pianista de jazz, que ha tocado en Roma varias veces y que le encanta Italia (es guapo). Nos regala cuatro entradas para que vayamos a verle mañana por la noche en el teatro La Cigale, donde está acompañando a Sacha Distel, nos miramos entre nosotras y nos echamos a reír, nos mira sorprendido y nos dice, hablando en francés, - mañana os espero, es a las seis de la tarde. Se va. Tiene un caminar gracioso, Silvia hace alusión a su contoneo - bonito culito.
Tres butacas en la fila doce y una en la tercera, me tocó a mí ponerme sola, en está ocasión nos tuvimos que comer todo el concierto, en realidad no estuvo tan mal, el pianista no paró de mirarme durante toda la actuación, hasta me guiñó el ojo un par de veces. Creo que empieza a gustarme el jazz.
Después de la actuación decidimos repetir en la pizzería, al poco rato entraron los tres de ayer, que no eran otros que los músicos de Sacha, ni cortos ni perezosos se sentaron con nosotras, nos invitaron a cenar, después nos llevaron por la zona y nos tomamos alguna cerveza más, no estaba acostumbrada a beber tanto.
Abrí los ojos, en el techo había un gran espejo, me vi reflejada en él y, a mi lado, él. He pasado la noche con el pianista. Me incorporo sobresaltada. Despierto a Alain, se incorpora y me da los buenos días. Estoy avergonzada.
Os invité a tomar la última en mi apartamento, te pusiste muy mala y tus amigas te acostaron, después se fueron, tú dormías como un tronco, las convencí para que te dejasen seguir durmiendo, tuve que meterme contigo en la cama, hoy tengo que volver a La Cigale, tenía que descansar, no hay otra cama, ni sofá, tenía que dormir algo. Estabas preciosa, eras como un ángel. No te preocupes, no abusé de ti, jajaja..
Nunca nadie antes me había dicho nada tan bonito, nunca antes había compartido cama con ningún hombre.
Si quieres puedes ducharte mientras bajo a por unos croissans para desayunar. Su francés es precioso. Necesito esta ducha.
Volvió (Alain) y colocó dos tazas de té de dosis diminuta, preciosas, la tetera y la azucarera de colores vivos contrastaban con las góticas tazas; sonaba una música de fondo a muy bajo nivel, casi inaudible; mantequilla, confitura de cereza, los croissans y una rosa rosa en un precioso jarrón de vidrio transparente, lleno de aristas al estilo Picasso. El sol entraba por el ventanal, por el cual se podía ver uno de los puentes que cruza el Sena, un bateau-mouche con niños, está lloviendo, aquí dentro se está muy confortable. Me siento mujer. Soy feliz. Alain me sirve el té (a mí me gusta más el café, pero es todo tan bonito), se queda delante de mí, me mira fijamente – eres un ángel -. Se inclina un poco y me besa, sólo un sutil roce con sus sonrosados y carnosos labios; no era la primera vez que me besaban, pero nunca antes había sentido nada igual. Ideal.
Suena el timbre, despierto de mis ensoñaciones – deben ser tus amigas. Me levanto, vuelve a sonar el timbre, abre la puerta, mientras suben nos volvemos a besar, cien mariposas revolotean en mi interior.
Vi el espectáculo de Distel siete veces más. Al quinto día pasé la noche con él, esta vez totalmente consciente. Fue muy tierno, fue una cosa delicada, no sé si fue como me lo había imaginado, pero Alain fue muy respetuoso y consciente de que era mi primera vez. Fue más bonito que placentero.
Los dos primeros años de matrimonio fueron estupendos, lo único que llevaba mal eran las giras, sus ausencias; no me gustaba estar sola. Pero en éstas aprendí a manejarme por París. Encontré un trabajo de traductora en una empresa de cosmética.
En el verano del 90, empecé a desear que Alain se fuese de gira, empecé a disfrutar de mi soledad y me gustaba más estar sola o con mis amigas que con Alain. No sé si fue por mí o por él, o si fuimos los dos a la vez, pero nos empezamos a distanciar, él lo llevaba peor que yo.
En el 92 él se echó una amante, o varias, no me importaba. Nuestras relaciones sexuales eran cada vez más espaciadas, casi inexistentes. Yo no necesitaba de nadie para satisfacerme, me prefería a mí y mis jueguecitos de la tienda de mi amiga Ninette que a él.
Los años fueron pasando, lo nuestro ya no tenía sentido; además, alguna noche, cuando tocaba en París, volvía borracho a casa y se ponía pesado y en ocasiones algo violento, brusco, esta situación no me gustaba nada. Decidí irme a vivir sola, era enero de 2000. Mi sueldo de secretaria traductora, no me daba para seguir viviendo en el centro. Me fui a vivir a Drancy, en un apartamento precioso.

La empresa me ofreció irme a Andorra, me encantaba París pero el sueldo en Andorra era algo difícil de rechazar. Hice las maletas, fue en marzo de 2005, lo que iba a ser un año fueron seis. Volví a París en 2011, recortes de bienvenida, despidos, a mí me tocó a finales de 2012. Aguanté unos meses en París. Decidí regresar. Me he instalado, momentáneamente, en casa de mis padres, supongo que mi destino final será Barcelona, es una ciudad que me gusta. Sant Joan me aburre, Manresa me aburre.

miércoles, 9 de octubre de 2013

LA CARTA (1ª parte)



QueridaMontse.                                                                         25 abril 1974
Quiero felicitarte para tu cumpleaños y quiero decirte que te quiero mucho y que eres mi mas amiga y que quiero hacer una cosa contigo para ser amigas para siempre un pacto de sangre con una aguja pincharnos el dedo y mezclar la sangre podemos acerlo en mi casa y seremos amigas para siempre.

un beso de Elena

Ya está, mañana se la llevo al cole.
Miles de mariposas recorrían su estómago. Agitada, guardó la postal de felicitación y la propuesta de hermandad eterna entre las páginas del libro.
Elena bajó las escaleras de su casa como cada día, con la cartera y los deberes hechos. En el libro de naturales, en la página 10, llevaba la postal que le iba a entregar a Montse. Mientras se acercaba a la puerta que daba entrada al colegio, una duda le embargó: ¿qué pasaría si Montse no siente lo mismo? 
¿Y si Montse no quiere hacer lo de la sangre? Un temor recorrió su cuerpo, sólo de pensarlo se ruborizó, la inseguridad le asaltó. Su mente funcionaba a mil por hora. Temor a la negación. Ya se sabía, en aquel momento, incapaz de entregarle el manifiesto. Decidió deshacerse del manuscrito. Nadie podía verla tirándolo, tendría que buscar una papelera alejada del cole; faltaban escasos minutos para entrar en clase. Salió corriendo lo más rápido que pudo hacia la calle Mayor, nunca había llegado tarde al cole y hoy no iba a ser la primera vez. Mientras se dirigía a la papelera, la visión de aquella urna metálica le hizo cambiar de idea, de esta manera no tendría que enfrentarse a una respuesta inmediata de Montse, sólo esperar a que lo leyera su amiga, que seguramente le contestaría a solas o quizá con una nota; la idea le relajó. Se arrodilló delante del buzón de correos, abrió el libro de naturales por la página 10, sacó el escrito, abrió su estuche, sacó el primer boli que encontró y apuntó en la postal la dirección (que se sabía de memoria, como no podía ser de otra manera) de Montse; volvió a dudar por un instante, pero finalmente introdujo su misiva en la ranura.
Entró en clase. Todo el mundo se giró para ver quién llegaba tarde: Elena, al verse protagonista, enrojeció. Montse le sonrió.
Pasaron varios días, Elena esperaba la respuesta pero nunca obtuvo respuesta alguna, pasaron los años y el colegió se acabó. Cada vez se fueron viendo menos y un buen día Montse dejó de existir, Montse se fue, sólo tenía 20 años, demasiado joven. Con el tiempo, todo se va.
El día 23 de junio 1984 recibí una llamada de Montse, quería quedar para contarme algo importante.
Entramos en el Cavorca, pido dos cervezas. Montse se va a vivir a París con un hombre 17 años mayor que ella, se va para casarse con un tal Alain, que conoció el verano pasado. Por mucho que lo intento no puedo alegrarme de su partida, de su pérdida. Pide dos cervezas. Volvimos a Sant Joan, nos abrazamos, le deseé la mejor de las suertes. Me giré para mirarla mientras se alejaba, me gusta su caminar, tiene una gracia especial. Subí a casa, me metí en mi habitación, decidí no salir a cenar. Aunque últimamente no nos veíamos demasiado, ni hablábamos mucho, siempre la he sentido cerca. Voy a echarle de menos. Rompo a llorar, no entiendo por qué, pero no puedo evitarlo.
Le sonreí desde mi pupitre, estaba roja como un tomate y llevaba las rodillas sucias. Creo que es la primera vez que llega tarde. Está guapísima cuando enrojece. Hoy es mi cumpleaños y todo el mundo me ha felicitado, varias chicas me han entregado postales de felicitación. Estoy muy contenta.

Estoy nerviosa, es mi primer viaje al extranjero, me voy con tres compañeras de la escuela de idiomas para perfeccionar nuestro francés, ya tengo la maleta preparada, no sé si podré dormir. 
París, un sueño.

martes, 1 de octubre de 2013

LA CENA

Audio SORT de Coco Balasch - interpretada con Antonio Salanova.

Hace calor, un día bochornoso. En estos días, no sale el sol, sólo las nubes y el calor sofoca mi cuerpo y mi espíritu, tengo ganas de huir, de fugarme, de alejarme del centro, de alejarme de casa una vez más; pero nunca lo hago.
Bajo a la calle, doy el paseo de todos los sábados, es un paseo de búsqueda. El día es sofocante. Si al menos lloviese. Sigo la búsqueda, todos los sábados el mismo indagar, intentando descubrir dónde dejé anoche el coche. Día espeso, resaca y bochorno, resaca en mi interior y bochorno dentro y fuera, es un día pesado, tengo ganas de huir. El coche. Está delante de La Taberna del Blues. Relax instantáneo, momentáneo.
Ando, busco mi pitillera de Marilyn, no la encuentro, espero que esté en casa, quizá me la dejase en casa de Nuria, pero no me apetece volverla a ver por ahora (a Nuria), demasiados problemas (ella). ¿Nueva búsqueda? Paso, paso de la pitillera, si está en casa, bien, si no está y está en casa de Nuria, pues que se la quede; claro que esto le servirá de excusa para volver a quedar. Uf, agobiante tema el de Nuria y el día, bochorno. Me rodea la realidad. Agobio.
Subo las escaleras de casa. Entro en casa. La pitillera. Suspiro. Abro la pitillera, me enciendo un Camel corto. Me meto en la ducha, me enjabono con Germisdin, no me gusta su olor, pero según Mari Ángeles es un gel estupendo, la tía me obligó a llevármelo hace dos viernes; con la mala hostia que tiene, cualquiera le dice que no, pero mira, ahora pienso que fue buena idea habérmelo traído (me quedé sin gel hace cinco días). Recuerdo sus palabras - llévatelo y piensa en mí cuando lo utilices - y eso es lo que estoy haciendo.
Abro el correo, nada. Voy a poner algo en el Twitter: - estoy solo -. Nadie me dice nada. Abro el Face - estoy solo -. Contesta “Siddhartha” - no te preocupes, la soledad es algo hermoso, búscate a ti mismo y encontrarás la felicidad. No desesperes, humano, ya que es tan importante la búsqueda del yo, como el premio. Disfruta del camino que has de recorrer hasta establecer el contacto –. Le contesto – Gracias, hermano -.
Otro sábado de búsqueda. Joder, no hay forma de encontrarlo. Está lloviendo. Un Whatsapp de Asun - recuerda que el coche lo dejaste en el restaurante, nos movimos con el mío. – Gracias, fue una velada inolvidable. Asun es una tía infalible, atenta a todo. Demasiado atenta a todo. Me agobio, quiero salir, tendría que pillar el coche y pirarme. Otro día, el próximo sábado me voy, hoy el coche está demasiado lejos.
Me despierto, me levanto, no es mi casa, me acerco a la cama, intento ver quién es, ayer nos pasamos, miro alrededor, poca luz, la habitación parece una tienda de regalos, joder, otra vez la Carmen, la última vez me juré que sería la última, demasiado para mí. Quizá me las pire antes de que se levante, claro que cuando me pille me mata. Me siento en su ordenador, abro el correo, nada. Envío un Twit: – estoy asustado –, no hay respuesta. Face: - Estoy asustado –. Me responde “ El Lobo Estepario” - El miedo es algo innato en el ser humano, tienes que aprender a convivir con él, cuando logres convivir con él, a afrontarlo con naturalidad, serás feliz, ten en cuenta que la felicidad no sólo está en el premio, la felicidad también está en la búsqueda. Le contesto – Gracias. Voy a empezar a buscar, que pases un buen sábado, Lobo. Tres horas después encuentro el coche, hace un frío que pela, pongo las campanitas navideñas que me ha regalado Carmen, las coloco en el retrovisor. Tendría que pirarme, viajar.
He quedado con Elena. Una velada agradable, un conversación fluida, buen vino. Solo a casa, me voy con mi mejor sonrisa.
Un Whatsapp de Emi: ¿te acuerdas de mí? fui compañera tuya de clase en el colegio, vamos a celebrar una cena de exalumnos, quizá quieras venir, será en el restaurante Utopía el día 28 de septiembre. ¿Quién coño debe ser? Miro la foto de su perfil, no sé quién es.
Un Whatsapp de Silvia: ¿te acuerdas de mí? fui compañera tuya de clase en el colegio, vamos a celebrar una cena de exalumnos, quizá quieras venir, será en el restaurante Utopía el día 28 de septiembre. Miro la foto de su perfil, no sé quién es.
Un Whatsapp de Cristóbal: ¿te acuerdas de mí? fui compañero tuyo de clase en el colegio, vamos a celebrar una cena de exalumnos, quizá quieras venir, será en el restaurante Utopía el día 28 de septiembre. Miro la foto de su perfil, me suena pero poco. No cabe duda de que son mis compañeros de EGB. ¿Cristóbal? No sé cómo me han podido localizar. Las redes sociales. Me voy a dormir.
Hace calor, se me está haciendo demasiado largo este verano. Bochorno. De nuevo buscando. Está enfrente de El Festín, hace días que no como aquí, igual me paso esta noche a cenar, voy a entrar a reservar. Me atiende la Puri, ni una sola mesa libre para hoy. Joder. Me gusta la cocina de El Festín de Babel.
Decido subir al coche, arranco, me pongo en marcha, sin destino. Busco. Estoy bien, quizá tengan razón Siddhartha y El Lobo. Me siento bien, cuanto más me alejo de la ciudad, mejor estoy. Tengo hambre, me meto en Tarragona, como bien. Me doy un paseo por la playa. Se hace tarde, vuelvo a subir al coche, no regreso, sigo. Busco.
Manresa, una sonrisa se dibuja en mi rostro. Sigo la rivera del río. Recuerdos. Paso por el cementerio, tengo que venir de visita, paso por delante de la casa del chico que se ahorcó, no recuerdo su nombre. La avenida de la Pirelli, recuerdos, hace más de 30 años que no pasaba por aquí. Sigo. A lo lejos, mi antigua casa, más recuerdos, ensoñaciones, me veo con la bici azul con manillar de carreras y tres piñones por la calle Anselmo Clavé. Añoranza de los que se fueron. Sigo por la avenida principal, bares, recuerdos, voy despacio, me veo bajando por la calle Coll Baix con mis patines sin frenos, con mis patines parisinos. La iglesia, diferente; me veo de niño entrando en el salón parroquial donde el Crespo nos espera para enseñarnos las bases para jugar al ajedrez (Capablanca, Alekine, Morphy...). El parque, diferente; me veo escondido, solo en un rincón, estamos en clase de gimnasia. Casas nuevas. Se hace de noche, saco la guitarra para tocar una canción de Silvio, hay gente conmigo pero no sé quiénes son. El Soler, hay gente fumando y jugando al póquer. Sigo. La casa de la Rosa. Recuerdos agradables. Giro, la pesca, tengo hambre, paro el coche, me meto en un restaurante.
El sitio parece agradable. Son las diez y cuarto, cuando entra una cuadrilla de señores y señoras de cierta edad, y otros incierta, tirando a mayores (todos), más o menos de mi quinta, se sientan un par de mesas más allá. He acabado de cenar, me pido un café, no tienen orujo, bueno, sólo tienen de ese de color verde, salgo a fumar, varias chicas y uno de los de la cena se están haciendo una foto. Vuelvo y me pido un segundo café. Los de la mesa (son varias mesas juntas) empiezan a reírse, son algo escandalosos, sobre todo son chicas, oigo algún nombre al azar. Me suenan, claro que son nombres muy comunes, los observo, indiferencia, sólo son gente con esa edad incierta o cierta (dependiendo en quién me fijo), comunes, parecen de celebración, los hay que no pegan nada en el grupo, como si se hubiesen juntado unos cuantos amigos y alguno se hubiese traído a su primo que está pasando unos días vacacionales o algo así. No sé. Hay un tipo alto, que tiene la típica cara que te suena, igual de alguna fiesta o en la tele o no sé, hay tanta gente que se parece a otra, es el típico tío que no quiere dejar escapar esos últimos conatos de juventud, de esos con genética perfecta que parece que está empezando a desperfeccionar, sobre todo por la parte abdominal. Bueno, ya me he entretenido bastante, me gusta observar a la gente desde mi rincón pero, por hoy, ya vale.
Menuda bulla. Me molestan, me giro, les miro con esta mirada de “os estáis pasando”, ni siquiera se fijan, son peores que niños. Alboroto. Me agobian, me agobio. Pago y me las piro. Cojo de nuevo el coche, me voy. Regreso a casa.
Me despierto. Recuerdo perfectamente donde dejé el vehículo, está junto al Emir, después iré a tomar una copita fresquita de vino de Rueda con la tapita de jamón, cebolla y tomate en tempura. Este verano no se acaba nunca. Bochorno.
Conecto mi móvil, un Whatsapp: - Soy Emi, como no has venido a la cena, te envío esta foto - ¿A quién reconoces? Joder. Hoy es día 29 de septiembre. Se me pasó lo de la cena de hermandad, de haberlo recordado tampoco creo que hubiese ido, pero... no había vuelto a pensar en el asunto. Estos deben ser los hombres y mujeres que fueron conmigo al cole, me pongo las gafas y ojeo la foto. Sorpresa. Os conozco a todos, ayer estuve cenando, solo, a vuestra vera, sin reconoceros y vosotros sin ni siquiera fijaros en mí. Los niños que fuisteis, ayer no los vi, ayer no estaban cenando en el Utopía, seguro que aún estáis correteando por algún sitio de la memoria de alguno de vosotr@s, pero en la mía ya hace muchos años que dejasteis de existir. No contesté al Whatsapp.
Ya han pasado un par de años desde aquello. Aunque nunca contesté al mensaje de Emi, sí conservé la foto, hoy la he vuelto a mirar, en ocasiones la he observado atentamente y nunca me ha activado ningún tipo de sensación, por mucho que la he analizado nunca me ha provocado nada especial al mirarla; pero hoy, dos años después, hoy 28 de septiembre de 2015 me he visto jugando con ellos, por un momento estamos en el recreo jugando al fútbol con nuestras batas a rayas verdes y ellas a la goma con sus batas de rayas rosas.



martes, 24 de septiembre de 2013

DISCULPEN POR FAVOR.

 pidiendo disculpas. (Audio de Antonio Faraó)

Estoy en otras cosas. Vamos que no me da tiempo a escribir nada.
Pido disculpas.
El martes próximo tendré algo.
Un abrazo. Un beso. Dos Besos. Tres Besos. Un lengüetazo. Un achuchón. Una mano. Las dos manos. Que cada cual elija lo que más le apetezca o satisfaga o le pegue o necesite o lala.

Ciao.

martes, 17 de septiembre de 2013

LA PUEBLA DE HIJAR (5ª parte)


La cosa acabó al día siguiente de mi visita, aquel miércoles encontraron el cadáver de Luis en su celda, tumbado en el suelo, rodeado de vómitos. La autopsia aclaró que era envenenamiento por cianuro, el sospechoso de la entrega de la cápsula con la cual Luis llevó acabo su suicidio fue un tal Felipe, un tipo que fue a visitar a Luis, un tipo que se les coló con identificación falsa. El típico veneno que utilizan los espías rusos para acabar con los que les estorban, un trabajo fino, nunca han podido localizar al tal Felipe. Tras ver repetidas veces las tomas de la visita relámpago del sospechoso, llegaron a la conclusión de que era un tipo de raza blanca, rubio, corpulento, perfectamente disfrazado de anciano, un profesional del disfraz. El caso es que todo acabó para Luis.
Al año conseguí la financiación para mi primer largo, me premiaron en el festival de Sitges, ahí empezó mi exitosa carrera como director. Este año me han otorgado la Palma de Oro en Cannes, hemos decidido irnos a vivir a la Costa Azul, allí nos casaremos en petit comité, sin hacer demasiado ruido, eludiendo la prensa.
Como testigos están dos fotógrafos franceses que trabajarán conmigo. Luis, el hijo, no ha querido venir, está en Ecuador en algún tema de ayuda a necesitados y acercamiento cristiano. Laura está preciosa, nos dirigimos a la suite en La casa Du Cap Eden Roc, entramos en la habitación, nos despojamos de nuestros elegantes trajes, al fin solos, hemos estado esperando este momento cinco años, hemos guardado en secreto nuestra relación durante todo este tiempo pero al fin estamos juntos, juntos para siempre, descorchamos la botella de champagne y brindamos por el éxito, por el éxito que ha tenido nuestro plan, que empezamos a trazar aquel 15 de noviembre de 2012 en mi viejo piso de Tarragona, como si fuese un juego.


sábado, 14 de septiembre de 2013

SERGIO BALLESTEROS


Hace unos días volví a emprender con el arco. Cada vez que lo descuelgo te recuerdo, recuerdo tus consejos, las charlas, entre ellas tu tesis, tu convencimiento de que para tan gran instrumento el mejor es el alemán, me dejé convencer con fe ciega y me compré, como no podía ser de otra manera, uno alemán.
Fueron muchas horas batallando para lograr mi más que mediocre estilo, claro que eso es culpa del alumno, no del maestro.
Recuerdo el día que entré por primera vez en tu casa de la calle Ángel Ganivet. Abriste la puerta y te vi, enorme, con la cara amable y amable el corazón (eso último lo supe más tarde).
Crítico con muchas cosas, enamorado de la música, de toda la música. Recuerdo la frase - no se puede enseñar lo que no se sabe.
Recuerdo esos cumpleaños de puertas abiertas, ese inmenso piso en San Vicente de Paul, ver desde una ventana el Ebro a su paso por El Puente de Piedra. Cumpleaños llenos de gente. Uno comiendo, otro bebiendo, otro regalándote su último disco, el que grabó junto a Antonio Salanova, gente que tú conoces, gente que no. Este año no acudí.
Me encantaban las charlas en la habitación de la música y el ordenador, los discos duros con miles de cedés, archivos transportables, de fácil llevar, que tenían que entrar en tu maleta cuando emprendieras tu mudanza al otro lado del charco el día de tu jubilación.
Nunca llevamos acabo, por una cosa o por otra, nuestro concierto de guitarra y contrabajo. Pero me quedo con un montón de ratos, con la eterna pelea, ahora lo dejo, ahora no, ahora uno de vez en cuando, ahora mentolado, con tus encuadernaciones, con la cerveza y con el ron.
En mí, has dejado tu legado cada vez que cojo el arco; sé que posiblemente no hago demasiada justicia a tus enseñanzas, pero sé también que eso no te importa demasiado. Aún conservo alguna grabación de las que me hacías y el método del virtuoso Ludwig Streicher, con apuntes tuyos, que hoy especialmente cobran un valor especial, también conservo una funda de cartón rojo en la que te llegó ese arco, ese último arco que te compraste hace ya unos años, la conservo y la utilizo.

Estoy triste y aunque hace meses que no nos veíamos y no te echaba en falta, hoy te echo de menos. Un abrazo.

martes, 10 de septiembre de 2013

LA PUEBLA DE HIJAR (4º parte)


Es el 25 de septiembre de 2012, veo que Laura tiene WhatsApp, le envío un mensaje tonto, ella me sigue el rollo, jugamos, recreamos una historia en la que ocultamos nuestro amor, somos amantes desde hace años y quedamos en secreto; siguiendo con el pasatiempo confirmamos una cita para el 15 de noviembre en mi piso de Tarragona, nos queremos con pasión. Juego infantil. Muchos jejeje y emoticonos.
Nueva postal navideña, el niño es el vivo retrato de José.
Me subo al tren, en Mora se sube el estanquero, le saludo y me siento con él, hablamos del pasado, hablamos de mis amigos, le comento que hace meses que no sé nada de ellos.
Entro en casa de mi tío. Después de cenar echamos una partida de dardos en la bodega, fue campeón de Aragón, está en forma, me gana varias veces, yo le gano una.
Salgo a pasear, voy a visitar a Luis, me abre la puerta Laura, me comenta que está tumbado, subo a su habitación. Está tumbado en la cama, me saluda, está claramente deprimido, ha intentado suicidarse un par de veces en lo que va de año. ¿Cómo estás? Bien, pero no acabo de superar lo de la zorra, el puto chantaje, una noche loca y mierda, joder, me cago en mi despedida de soltero, me cago en la gran juerga, la tipa me sigue extorsionando, por un par de polvos, he jodido mi vida y vete a saber si el hijo es mío, no sé cómo se me ocurrió volver a verla, no sé cómo se me ocurrió pedirle el teléfono, la puta coca, me lo merezco, joder, a la semana siguiente me casaba con Laura. Mierda. Luis me miró con los ojos llorosos, sus quejas llenas de odio eran enumeradas con su voz pausada y cansina, un tono que no pegaba nada con el contenido. Te voy a contar un secreto. Ya sé lo que van contando por ahí, ya sé que la gente dice que mi hijo es de José y lo es, su rostro le delata, por eso decidimos internarlo y alejarlo del pueblo. Tú no estabas en el pueblo pero, durante meses después de la despedida de soltero, nos juntábamos José, Rocío, Laura y yo para montárnoslo, nos pillábamos un gramo y fiesta. En una de éstas, Laura se quedó embarazada, era un juego y en el fondo sabíamos que esto podía pasar, todo es un lío, no le guardo ningún rencor a José pero las habladurías me saturan, hasta hay gente en el pueblo que piensa que maté a mi padre por la herencia, no me jodas, vino la guardia civil a interrogarme la misma noche después del entierro. Te he mentido, no estoy bien. Claro, la puta noticia salió en los periódicos (Heraldo y El Periódico), la muerte por envenenamiento es algo que atrajo a los periodistas que empezaron a preguntar por el pueblo; en los artículos hablaron de mi padre como si fuese una persona importante y adinerada y la furcia esa de Tarragona vio la tajada, encima no se conforma con nada. Después de la muerte de mi padre volvió a aparecer para pedirme más, cada vez más. Estoy desesperado, tengo ganas de acabar con esto. No sé cómo pudo llegarle un periódico de aquí a Cataluña, es mala suerte, suerte que la guardia civil no se enteró de la extorsión.
Salí de la casa y me fui al bar La Rana a comer algo, saludé al padre de José que se estaba tomando un tinto, le pregunté por su hijo, me dijo que esa noche no había dormido en casa, este chico debería empezar a centrarse, sentar la cabeza de una puta vez. Le invité al vino.
Me llevé a mi tío a Zaragoza, fuimos al Plata, flipó con el espectáculo. Cenamos por El Tubo y nos echamos a dormir en el hotel Orús, antes nos pasamos por el Luco, yo sólo me tomé un Bacardí y también tomé algún apunte mental de lo visto. Decidimos quedarnos un par de días más en Zaragoza ya que el jueves iba a tocar, en La Campana de los Perdidos, CoolAge, el grupo de Coco Balasch; a mí me gusta bastante este Jazz tranqui que hacen.
Volvimos al pueblo, yo tengo previsto ir a Barcelona el sábado, tengo cita con los del anuncio de la leche.
Llegamos a casa y después de cenar nos echamos a dormir. Nos despertó el timbre. ¡Juanjo, baja, está aquí la guardia civil, quiere hacerte unas preguntas! Me puse el pijama (me gusta dormir desnudo) y bajé las escaleras.
- Hemos encontrado el cadáver de José Laborda Lapiedra en una casa del viejo Belchite. ¿Es usted Juanjo Sedal Suñer? ¿Le importa que le hagamos unas preguntas? ¿Cuándo fue la última vez qué habló con él? ¿Dónde estaba la mañana del 14 de diciembre? ¿Por qué ha venido al pueblo? ¿Cuántos días lleva aquí? ¿Conoce a Luis Fernández Lumpiaque?
A partir de este momento no pararon de preguntarme sobre él (Luis). Les conté mi conversación. Se despidieron de nosotros. Al día siguiente detuvieron a Luis. No sólo le acusaron del asesinato de José, sino que reabrieron el caso de su padre al enterarse de lo de la de Tarragona, que resultó que no tenía ningún hijo.
El pueblo es un clamor, el juicio iba soltando su jugo poco a poco, exprimiendo el caso que era lo único de lo que se hablaba, monotema en La Puebla.
Fui a visitar a Luis, le encontré muy bajo.
Laura sólo ha venido a verme una vez, y me dijo que me odia, que soy un puto asesino, que ojalá me pudra en la cárcel, me insultó repetidas veces, estoy desesperado, si tuviera algo para matarme me quitaría la vida sin pensármelo, estoy solo en la vida, sólo me quedas tú, o ¿no?
Le miré y mostré mi duda, él vio en mi rostro al que culpa, intuyó mi sentencia, se echó a llorar amargamente, me dijo que él no había asesinado a nadie, que todo había sido un cúmulo de coincidencias.
El que estuviese dormido en casa el día del asesinato, que nadie me viese, no me explico como pudieron encontrar las huellas de mi coche y las colillas con mi saliva, Juanjo, no me abandones, Juanjo, tienes que creerme.

Me fui y le dejé llorando, yo no tenía ninguna duda de lo ocurrido.