miércoles, 27 de noviembre de 2013

ESTOY MALITO.

A ver si esta noche puedo escribir algo.
Lo siento, Achis, mok, mok, Tengo la cabeza como un bombo.

martes, 19 de noviembre de 2013

MOUSTAKI



Soy amante de las melodías sencillas, ya de niño debía serlo, esta canción que anida en mis recuerdos es la prueba de ello.
Cada vez que la escucho me estremece, me estremece la historia y, de niño, me estremeció su sencilla melodía, su corta letra que canté muchas veces sin conocer su significado.
Extranjeros, pobres y con ideales políticos alejados del poder establecido (la víctima ideal). Seguramente se acercaron llenos de ilusiones y esperanzas al país de las oportunidades y de la libertad. Este tipo de libertad y justicia que es la que hemos heredado en nuestro maltrecho mundo occidental, claro que, este comportamiento tampoco escapa al resto de la humanidad. Snif, snif.
Sencilla y contundente letra-denuncia, un grito que Moustaki lanzó en 1971, 44 años después de la ejecución de Sacco y Vanzetti.
Temática que por desgracia tiene total vigencia, una pauta que el género humano nos empeñamos en seguir, una de las formas más repetidas que tenemos para acabar de una manera u otra con la gente que no está en nuestra sintonía, que no reza nuestro credo, sobre todo si son insignificantes, qué fácil es juzgarlos, qué sencillo es acabar con ellos, no necesariamente matándolos, en ocasiones, enterrándolos en vida.
Estas palabras las colgué en Facebook el 23 de mayo cuando me enteré de la muerte de Moustaki, he pensado que cobraban de nuevo vigencia ya que este jueves a las 21:00, en el Teatro del Mercado de Zaragoza, ofreceremos con nuestro nuevo grupo, Les Métèques, una actuación homenaje a la obra musical de Moustaki.

Sirva el concierto, en algún momento, como denuncia a las injusticias. 

martes, 12 de noviembre de 2013

AMARILLO


Vigilo y veo que nadie me ha visto, tengo que ser lo más discreto posible, mi misión es muy importante. Estoy tranquilo, estoy preparado para ello, me han elegido entre 2000 personas, consideraron que sólo 2000 podíamos afrontar con éxito la misión; después de diversas pruebas, quedamos tres, Jkunk enfermó y entre Gkuner y yo, fui el elegido. Mi familia está muy orgullosa. Para unos padres no es sencillo aceptar que, cuando vuelvan a ver a su hijo, ellos tendrán como mínimo 68 años y es muy probable que hayan pasado de los 80; en cambio. yo seguiré con mis 27, para mí, la misión durará 15 días máximo, con suerte 7, y cada día mío va a suponer 2 años suyos, pero saben que toda mi vida he querido y me he preparado para entrar a trabajar como científico- filósofo-probador del C.E.R.I. Además siempre han sido conscientes de que una misión de este tipo podía llegar, además, cuando vuelva nos quedarán un montón de años par disfrutar, 80 no son nada. Tengo que dejar de pensar en esto y centrarme plenamente en la misión.
Me pongo unas vestimentas para pasar desapercibido, me coloco las lentes lectoras de mentes Frrrix Tresrs, el nuevo invento del C.E.R.I., pero la ley prohíbe probarlo entre nosotros, las leyes de Murgkunkytrokejjyuchuloguapo han prohibido su uso en nuestro planeta, estrictamente prohibido probarlo con cualquier Murgkunkytrokejjyuchuloguapense. Por eso he tenido que viajar hasta aquí para comprobar su eficacia. Hemos elegido un planeta en el que, en teoría, la inteligencia de sus ciudadanos es parecida a la nuestra, más o menos como nosotros hace unos 200 años, así podremos aseverar que sus mentes, al igual que las nuestras en aquel momento, piensan de una manera lúcida y coherente.
Al fin podremos confirmar la teoría de Glortekkk Tresks, que habla sobre el paralelismo entre todos los planetas de población inteligente, siendo todos ellos una repetición de hechos, pensamientos e inventos, lo cual nos lleva, sin poder evitarlo, a ser iguales y llegar, en consecuencia, a las mismas conclusiones, al mismo desarrollo mental y a la bondad como único objetivo (versión reducida de la teoría de Tresks).
Estoy un poco apartado de la ciudad, la nave la he dejado suspendida a diez metros del suelo dentro de una nube disuasoria marca Luggg Tresgs. Llevo una lista de lugares donde poder encontrar a todo tipo de humanos a los cuales enfocar con las gafas y leer sus pensamientos in situ, a la vez que registrarlos en una memoria L.P.D.D.D.
El primero ha de ser al azar, para asegurarme que el viaje no ha afectado al artefacto. Por ahí viene un humano con un montón de animales, animales blancos, bueno todos blancos (que no existen en mi planeta o han desaparecido) menos uno negro y un perro. Enfoco las lentes y me dispongo a descifrar sus pensamientos y dejarlos registrados en formato L.P.D.D.D. El pensar del pastor – fijo que llueve, la subida del iva nos ha jodido y no se ve que estos atontaos nos vayan a sacar de ésta. 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, joder, contar ovejas me da sueño, gafes del oficio, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, la negra, 44, 45, 46, 47 y 48, están todas. A ducharme y a ver al Madrid en casa con los hijos y la mujer.
Perfecto, no ha tenido ningún desperfecto, funciona exactamente igual que en Murgkunkytrokejjyuchuloguapo.
Voy a ver la lista de lugares donde tengo que acudir: ir al congreso de los diputados, ir a comer al restaurante Ramón Freixa, al museo del Prado y ver unos lienzos, El Descendimiento, El caballero de la mano en el pecho y Las Meninas, en el Reina Sofía, El Guernica, coger el metro, ir a ver el fútbol (deporte que se juega con una esfera y su dificultad radica en que se hace con los pies, posiblemente esto haya hecho que sus participantes desarrollen partes especiales de sus cerebros), Madrid contra Barcelona, volver a la nave, al día siguiente ir a Valencia, analizar la final del mundial de motociclismo (carreras de artefactos de dos ruedas con tecnología punta, posiblemente pilotados por individuos especiales con gran preparación y grandes valores humanos), volver a la nave, viajar a la India, ir a ver la final del campeonato del mundo de ajedrez (juego que practican las mentes más desarrolladas del planeta tierra) y analizar a los participantes.
Entro en la sala, me dan asiento como espectador, llaman al estrado a un tal José Ignacio Wert. Señores y señoras, no he venido aquí para perder el tiempo; pensar que el éxito educativo depende de los recursos es equivocado. Es como pensar... Pongo en marcha la máquina y enfoco sobre su cabeza, no sé si es debido a lo lisa que la tiene o a algún inhibidor de ondas, no logro meterme en su mente, ningún tipo de información, es como si hablase sin pensar, no puede ser, se ha debido estropear el Frrrix Tresrs. Me pongo nervioso. Me intento relajar. Solución, enfocar a este otro calvo con barba, veamos – menudo plasta de tío, no sé como lo pueden aguantar, si algún día gobierno no tendré ningún ministro de este pelo,¿pelo? Y no tiene pelo, jajajajajaj, no tiene ni pelo, ni un pelo de listo, jajajajajaja, la verdad es que no es muy peludo, jajajajajaja, además es un tío bastante peligroso, peli, peli de pelo, jajajajajajaja. Me troncho, lo más difícil de estar aquí es mantener esta cara de serio. Jajajajajaja.
El Frrrix Tresrs a registrado perfectamente lo que pasaba por la mente del despejado con barba, eso confirma que funciona perfectamente. Voy a volver a enfocar al Wert ese - …................. que calor …................................................................................................. no sé cuánto me queda …........... voy a soltar algo sobre la selectividad y lo inútil que es.....................................................
Es curioso el caso de este señor, ya lo analizaremos en el C.E.R.I. a mi regreso.
Voy a enfocar al señor sonriente con gafas y barba. Ya – Ssssssssssssssssssssss, que bien habla Jossssé Ignacio sssssssssssss todos quieren que lo eche, pero no pienso hacerlo ssssssssssssssss, es tan interesante lo que dice, sssssssssssssssssssssss, además todo el mundo sabe que la gente másssss sssssobresaliente ssssiempre hemos sido algo incomprendida sssssssssssss, en su caso sssssólo lo entiendo yo ssssssssssssssss pero ahí lo voy a dejar, essssss del único del que verdaderamente me fío, esss tan inteligente ssssssssssssssss, a ver cuándo acaba de hablar que tengo ganas de salir a comer ssssssssssss, voy a poner mi cara piloto automático de ojos muy abiertos por fuera y muy cerrados por dentro Zzzzzzzzzzzzzzzzzz.
Voy a enfocar al de al lado suyo, ya – el Mariano ya se ha dormido otra vez, después que lo sacan con caras raras. Que montón de sandeces dice el Wert ese, no sé de dónde salió pero, cada vez que habla, la lía, éste debe vivir en el lío junto al jefe, jijijijijiji. Uf. Yo creo que no pasa las navidades con nosotros Jijijijijiijii. Ministro de Educación. Parece un chiste de mal gusto, bueno, en realidad, mientras esté él no se meterán con nosotros. Jijijijjijiji. Tengo hambre. Voy a aprovechar para expulsar gases internos, la pelotas de la cara piara seguro que piensa que ha sido el Mariano; Mariano, marrano Jijijijijijiji.
Creo que aquí ya ha acabado mi misión, no sé que conclusión sacar, pero no me han parecido demasiado brillantes, claro que yo no estoy para juzgar, ahora estoy para registrar en formato L.P.D.D.D. todo lo que piensan. Cuando regrese, ya veremos a qué conclusiones llegamos.
Restaurante Ramón Freixa, me pido el menú degustación, está de chuparse los dedos, en esto creo que están por delante de nosotros. Aprovecharé para enfocar a un comensal que está con una chica – joder, esto me va a costar como mínimo 200 eurazos y todo por comer cosas pequeñas en platos grandes, pijerío de mierda, una puta estafa, donde estén unos callos o una fabada o el cocido que es de aquí, no la mierda de comida catalana rara ésa, puta moda, como si en Madrid no supiésemos cocinar, pero como a Julia le hacía ilusión pues a apechugar, este va a ser el polvo más caro de mi vida, después al cine a ver una peli subtitulada y sin ver el fútbol, si de ésta no folla, que le den.
No parece un discurso que lleve a la bondad, quizá la Teoría de Tresks no sea tan acertada, yo voy grabando, ya llegaremos a las conclusiones.
Voy a enfocar a la chica – Roberto es un encanto, dulce, siempre con una sonrisa, detallista, es la tercera vez que salimos juntos, ni una sola insinuación fuera de sitio, si sigue así, hoy dejaré que me bese. Qué guapo.
Me voy al Prado a ver los clásicos. El Greco, según nuestros informes es uno de los más seguidos en el museo, el hombre de la mano en el pecho, la verdad es que es un cuadro muy curioso, está pintado con pigmentos distintos a los nuestros, el estilo se parece a Grfff Tresgrugnon, pero claramente aquí se utilizaban otros materiales, no sé como va a aguantar esto la teoría de Glortekkk Tresks. A lo mío. Hay sólo cinco personas, voy a enfocar a la chica de lentes, parece muy interesada en el cuadro – es muy raro, es increíblemente raro que aún no haya llegado, me aseguró que sería puntual y aquí estoy, con esta ropa de pija de mierda, casi una hora en la sala delante de este cuadro oscuro, las manos no están muy conseguidas, hasta yo las pintaría mejor. Tengo un hambre que te cagas, en este momento me iría con cualquiera que me invitase a comer. Qué coñazo, espero diez minutos más y me las piro.
El chico de los pantalones rotos - impresionante, llevo aquí casi una hora sin poderle sacar ojo de encima, no sé que debe hacer aquí tanto rato, pero está buenísima, no sé si invitarla a comer, flechazo a primera vista, demasiado pija para mí. La quiero. Joder, este cuadro me suena.
Enfoco a la mujer con la bolsa – ZzzzzzzzzzzzzZzzzzzzzzzzZzzzzzzz.
Me voy a la sala de las Meninas, al de los pelos rizados – me gusta más en el ordenador que en directo, creía que era más luminoso, tengo hambre. Jijijijijijiji, hay un tío en el cuadro que abre una puerta, qué inoportuno, jijijijijiji, menuda bronca le van a meter.
El calvo con pantalones cortos – qué hambre, este cuadro es muy bonito, claro que yo soy más de follar que de cuadros.
Me voy a ver el Descendimiento. La chica de la mochila – creo que las rastas ya se están pasando de moda, tendría que cortármelas, igual me tiño el pelo de rojo o verde, no sé, que lío. Joder, qué cuadro tan tétrico. Me voy de aquí.
El señor del maletín y traje – joder, han trincao al pringao de mi camello, y ahora ¿qué? Tendré que llamar al inútil de mi primo para conseguir algo de coca, estoy hasta los huevos de este puto camello, tengo que encontrar a uno que no lo encierren. A la mierda con él, mi próximo camello tiene que ser más discreto. Joder, estos tíos son unos capullos, si llevase yo el negocio como ellos a los dos días estaría arruinado. Eso les pasa por fumar porros.
Al Reina Sofía. El Guernica, qué chulo, hay 20 personas con un guía que no para de hablar, se van, sólo se queda una pareja, parecen muy concentrados – mira que es raro, me recuerda a dibujos infantiles, su valor debe radicar en su tamaño. Que no, no le pillo el truqui, el tío de las gafas que está detrás nuestro parece todo un experto en arte, es un hombre muy interesante, el traje le sienta la mar de bien, cuadros, donde esté una buena disco, que se quite el arte.
Enfoco a ella a ver – joder, no sé por qué le tuve que decir a mi primo que quería ver el Guernica. A estas horas tendría que estar con las lobas, me voy a perder la previa del partido, seguro que ya están pasándoselo de puta madre. Joder, si por lo menos el tío de atrás me metiese mano, podríamos ir al baño y echarnos un kuic, estoy caliente y yo haciéndome la intelectual delante de mi primo, viendo esta mierda en lugar de estar de fiesta.
Me voy a la boca de metro.



martes, 5 de noviembre de 2013

MAGNUS




Me quedé con él cuando tenía 13 años (él), apareció en una entrevista de El País, después de no sé qué ronda iba primero en el Linares, en aquel momento el más potente torneo de ajedrez del planeta, el único campeonato, por aquel entonces, que te daba la oportunidad de ver enfrentarse a Kaspárov y Kárpov, ya que Kaspárov se había montado su propio campeonato y dejó de participar en el campeonato mundial oficial.
La entrevista descubridora no la recuerdo demasiado bien, en realidad no recuerdo casi nada de lo que decía en ella el chico de 13; con el paso del tiempo, sólo recuerdo de aquella lectura que le gustaba leer, que iba poco al cole (¿un par de meses al año?), que le preguntaron si había leído algo o si conocía algún escritor español (menuda pregunta para un chaval de 13, lo del escritor español) y el tío suelta - me he leído un par de veces el Quijote (no sé si esto me lo estoy inventando o era así, pero a mí me gusta). Bueno, aunque no recuerdo sus contestaciones ni las preguntas, recuerdo (cosa que me sucede constantemente) la sensación, la impresión que me dio. Me cautivó y desde aquel momento me quedé prendado de él, yo siempre había sido de Kaspárov pero, desde aquel momento, ya tenía un nuevo ídolo, un sustituto, un tío de 13, que tenía por delante toda una esperanzadora carrera.
El ser superbueno en algo, el ser prodigio en un campo no da ninguna garantía de éxito total, él estaba claro que era especial, muy especial, G.M. Con 13, el más joven de la historia y de los pocos niños que lo habían conseguido en la historia del juego más complejo y divertido que existe. Este récord de precocidad se lo arrebató a Judit Polgár (casi seguro), que lo logró cuando tenía 15 años, por delante de Fischer o Kárpov o Kaspárov; una chica que sus padres, maestros de escuela, nunca llevaron al colegio. Pusieron en práctica con sus hijas (los padres de las Polgár) un sistema de estudio escolar, en casa, donde todas las materias circulaban alrededor de ajedrez.
El ajedrez son matemáticas, es dibujo lineal, es arte, es improvisación, desarrolla la memoria, la imaginación, la concentración, potencia la toma de decisiones inmediatas, la personalidad, hay jugadores defensivos, los hay agresivos y los hay que buscan la belleza y un largo etcétera.
Hay partidas muy bonitasque, cuando son bellas, en ese momento, elevan el juego a la altura de arte, arte con mayúsculas, al igual que lo puede ser un cuadro o una muy buena improvisación de jazz. Estas partidas especiales glorifican al que las hace, pero en realidad no toda la gloria es del ganador ya que, para que surja esta belleza, el perdedor tiene que ayudar tragándose la trampa (normalmente necesaria), el derrotado debe ayudar a que el imaginativo y romántico ganador pueda culminar su obra con éxito y conseguir la victoria (objetivo del juego y necesaria para que la partida sea considerada una obra de arte). Siempre se premia con el trofeo a la belleza, al ganador de la partida más hermosa y es él (con todo derecho) el que levanta al final del torneo el premio, aunque haya quedado último (cosa poco probable), el trofeo a la partida más bella; pero sin la inestimable ayuda del perdedor, nunca lo lograría, las partidas más bellas siempre tienen un engaño, la celada, un sacrificio que ofrece el ganador al perdedor de forma premeditada y calculada, una suculenta pieza o varias, que el futuro perdedor engulle sin imaginarse lo que le espera a la vuelta de la esquina, sin que su mente se percate del peligro que conlleva llevarse el regalo (es la vida). Por poner un caso, recuerdo una partida de Judit Polgár de muy jovencita; fue en unas olimpiadas (las hermanas Polgár, por sistema, nunca jugaban en campeonatos sólo para chicas, estas olimpiadas las jugaron por presión gubernamental), en la partida sacrifica no menos de tres piezas, entre ellas un cambio de dama por torre, para obtener una espectacular y bellísima victoria. Esta partida corre por internet. está comentada por Leontxo García, que explica muy bien lo que Judit busca, muchos movimientos antes de que su contrincante se diese cuenta del desastre posicional en que se había metido y en consecuencia de su futura derrota, eso sí, después de haberse metido un buen banquete (la perdedora). Me estoy liando, quiero escribir de otra cosa, de ajedrez, pero de mi descubrimiento. No tengo remedio. A ver si ...
las hermanas Polgár son todas unas superclase en el ajedrez, aparte de chicas amables (he seguido más a Judit) y muy majas. Eso lo comento porque hay gente que piensa que el ajedrez te vuelve un raro, claro que eso también pasa con cualquier otra actividad (creo que va más con la persona que con el hecho de ejercer una actividad concreta). Recuerdo cuando la gente flipaba con lo de que una mujer pudiese ganar a los hombres (menuda tontada), claro que era el primer caso y, a diferencia de otros deportes, aun siendo los campeonatos oficiales (olimpiadas o mundial) de chicas o de chicos, como ocurre en todo deporte, en el ajedrez las chicas que llegan al nivel (puntos elo necesarios) pueden participar en cualquier torneo, y por supuesto Judit lo ha hecho. Me estoy enrollando una vez más, porque yo no quiero hablar de ajedrecistas, ni siquiera de las virtudes del juego; quiero hablar de algo que esconde el juego y que un día descubrí.
Me he liado.
Una cosita más antes de empezar, quiero nombrar el debut del chaval de 13 en el Linares, que logró victoria con sacrificio de caballo. Un portento. Me parece que en este Linares hizo tablas con el brutal Kaspárov, y Anand, y quizá hasta ganó a Kárpov (yo verificaría estos datos), lo que está claro es que el chaval prometía.
Antes de escribir de lo que quiero exponer hoy, tengo que contar un poco sobre de dónde viene mi afición al ajedrez. Recuerdo que las piezas me las enseño a mover mi primo Eduard en Perpignan, en Perpignan seguro, me parece que fue mi primo, por descartes. Pero el que de verdad me pasó su pasión y el amor al juego fue Antonio Fernández Crespo, El Crespo, un gran jugador y sobre todo un buen maestro, algún día escribiré algo sobre él, seguro que serán varios capítulos.
Como me he enrollado tanto, voy a ser escueto en lo esencial, voy a intentar contar, exponer lo que quería escribir desde un principio, de una forma rápida.
Cuando empiezas una partida, no sabes lo que va a pasar.
Antes de seguir voy a contaros que... (es broma).
Voy a intentar contar lo que me pasa cuando juego y lo que un buen día descubrí en el tablero y que yo no controlaba, descubrí un secreto que guardan las fichas esparcidas, vi la parte que no controlas, que tiene vida propia. Hablo de mi sensación, la sensación que tiene una persona de nivel muy bajo, que sólo juega para divertirse y no en demasiadas ocasiones, un aficionado que, aparte de lo que aprendió con El Crespo, no ha vuelto a estudiar, sólo jugar por jugar, sin más.
La cuestión. Cuando empiezas a jugar no sabes qué va a pasar, aparte de tres o cuatro jugadas, lo demás que ocurre es nuevo para mí, supongo que a la gente que juega ya con nivel eso le sucede más adelante.
Te vas posicionando, preparándote para afrontar la batalla, que quieras o no va a llegar (la vida), vas colocando piezas en los cuadritos, fijándote en lo que tu contrincante hace, intentando ver si te da alguna oportunidad. Siempre es distinto, cada partida tiene su principio, su batalla y su final, pero en cada ocasión es diferente, cada nueva partida (aventura) es distinta.
Jugué cientos de partidas, quizá miles, sólo pensando en que era un juego que yo controlaba, que lo inmediato era lo importante, no pensaba demasiado en el futuro e iba saliendo de los problemas según iban apareciendo. Pero un día descubrí algo y me quedé alucinado con el hecho.
En una partida que vi claramente que iba aganar, me quedé mirando mis piezas, todas colocadas de una manera perfecta, todas y cada una de ellas en un sitio que impedían cualquier intento de ataque de mi contrincante (la vida), ellas (las piezas) puestas en aquellos sitios, algunas las había colocado yo, pero otras ni siquiera se habían movido en toda la partida, y todas estaban en su sitio, idóneas, invencibles. ¿Quién lo ha hecho? ¿Quién ha pensado en colocarlas en este sitio tan perfecto? Yo no. Yo sólo empecé pensando en hacerlo bien, poco a poco, en solventar los problemas que me iban surgiendo, pero de pronto ahí están, todas en el sitio perfecto y en cambio las del adversario, encerradas sin saber dónde ir, mejor dicho, sin tener lugar ante mi perfección. Yo supongo que, a los grandes, eso igual les sucede de forma controlada pero, entonces ¿por qué vence uno y no el otro? Quiero pensar que, en ocasiones, el tablero (la vida) cobra vida propia y premia el trabajo bien hecho, te echa una mano sin que tú te des cuenta; cuando eres consciente de ello, es muy hermoso, es como entender (supongo) el firmamento (la vida) o algo así, no sé muy bien cómo explicarlo.
Toda esta brasa se me ha ocurrido porque este sábado día 9, empieza la final del campeonato del mundo, donde Magnus Carlsen, vencedor del torneo de candidatos, el número uno del mundo con la puntuación Elo más alta de todos los tiempos, el chaval que con 13 años hizo tablas con Kaspárov, el número uno más joven de la historia, se va a enfrentar al hindú Anand, que ostenta el título de campeón del mundo y, aunque el hindú me cae muy bien y es o parece muy buena persona, además de haber demostrado en los últimos años que es un especialista en defender su título, yo quiero que gane Carlsen, quiero que venza el chaval que me cautivó en el 2007 y al que sólo le queda proclamarse campeón del mundo para ser el más grande de todos los tiempos. Para mí, ya lo es, más de 2.870 puntos Elo le avalan.
No siempre el ser prodigio en algo garantiza un buen resultado final, el llegar a la cima, pero en este caso no me equivoqué al creer que él iba a ser el nuevo rey. Si logra proclamarse campeón, va a nacer una nueva estrella que va a relanzar la magia ajedrecística fuera del plano de los torneos, al igual que hicieron en su momento Fischer o Kaspárov. Es la vida. Creo.