martes, 29 de abril de 2014

TRES IDEAS

Delilah. Cliffor Brown & Max Roach.


Estoy desayunando en la terraza de un hotel de Barcelona, me apetece escribir, pero tengo mis dudas sobre qué tema hacerlo. De principio tengo tres ideas: la filosofía, la física cuántica o el parecido que hay entre Albert Einstein y Luis Giménez.
Es un lío, las tres tienen un interés relativo (para mí), como muchas historias antes de ser contadas, seguro que cualquiera de ellas puede dar mucho de sí (sobre todo si las escribiese alguna otra persona más capaz), pero nunca se sabe lo que puede salir de ellas antes de pasar por mis manos. Voy a pensar un poco en ello antes de decidirme.
La filosofía. Ésta puede ser divertida, ya que no tengo ni idea, de hecho he leído más sobre filosofía (de manera consciente) en estos dos últimos años que en toda mi vida, eso debido a la Mercè García y los artículos que cuelga en su Facebook. También me he aficionado a escuchar a los del Mundo Today en el programa de Javier del Pino en las mañanas dominicales, además de mi época en la que leí sobre Zen y practicar la meditación y sobre todo, cuando tenía unos diez u once años, cayó en mis manos un libro que aún conservo, que hablaba de unos cuantos personajes históricos y otros imaginarios, donde se me presentó a Diógenes. Además también he escuchado a Brassens. Vamos, que mi base, propiamente dicha, sobre filósofos no es muy sólida, pero seguro que puedo sacar conclusiones (posiblemente descabelladas) divertidas (para mí y algún otro), hasta llegar a la conclusión de que nunca te puedes escapar de la filosofía y que, sin querer, siempre he estado leyendo sobre ello. Bueno, que sobre todo lo que lees y vives siempre puedes sacar la parte filosófica de las cosas, que en muchas ocasiones no es tan distinta de la de los grandes pensadores. Me lío. Éste sería el punto de partida, el pensamiento general (a priori) de lo que escribiría.
Física cuántica. Este tema no se escapa mucho del anterior. Por lo que he leído sobre ello, he llegado a la conclusión de que son gente (la que intenta demostrar sus teorías) que no se aleja demasiado de los filósofos, me parece entender que son un grupo de físicos con una mente muy abierta que intenta volver a juntar lo que mueve el mundo de lo lógico con el pensamiento filosófico y el poder de la mente. Nuevamente es un tema del cual no tengo ni idea pero, justamente por este motivo, llegaré a unas conclusiones la mar de disparatadas. La física cuántica ( bajo mi prisma) me podría llevar a imaginar un mundo donde cada persona vivimos, de una manera unísona, mundos distintos, un lugar (el nuestro) que funciona por la fuerza de la mente conjunta, en el cual creemos en un millar de cosas y funcionan (estas cosas) porque nos las creemos sin entenderlas. Por ejemplo, que un avión pueda volar o el espacio tiempo o los universos paralelos. Vamos, que la cosa, en mis manos y debido a mi falta de información sobre el tema, seguro que puede ofrecer una visión agradablemente esperpéntica sobre el asunto.
El parecido entre Albert Einstein y Luis Giménez. Esta tercera opción es, quizá, la que puede parecer, a simple vista, la menos interesante (claro está, si quitamos la curiosidad que pueda suscitar a Luis y algún que otro conocido), pero estando Einstein de por medio, no se aleja demasiado del tema anterior, o eso se puede, de entrada, concluir. Pero, en realidad, el parecido que yo veo entre ellos dos, es un parecido estrictamente físico. Igual me he pasado con estrictamente, y eso no lo digo porque no piense que no se parezcan físicamente, cosa ésta que es a todas luces evidente, es que también tienen muchas cosas en común, aparte de lo físico. Pero la historia (creo) la plantearía sobre sus diferencias, intentaría demostrar que, aunque dos individuos sean muy parecidos, incluso clavados físicamente, no es garantía, de entrada, de calco intelectual o filosófico. Esta historia la plantearía de una forma (dentro de mis posibles) rigurosa ( Luis, si lo lees no te asustes, sería amable y curioso y no revelaría ningún secreto).

Una vez más me he liado escribiendo sin parar y creo que esta chapa es suficiente por hoy, lo positivo del asunto es que, a partir de hoy, tengo nueve días para pensar en cuál va a ser el tema sobre el cual voy a escribir el próximo martes (hoy es domingo). Voy a buscar a mi amada para acercarnos al restaurante. Empiezo a tener algo de hambre y la carta me parece muy sugerente.

martes, 1 de abril de 2014

VERDE



(Un buen día encontré en casa de mi madre el romancero gitano, anoche el insomnio me llevó de nuevo a él, me pareció adecuado el romance sonámbulo y le robé alguna frase suelta. Ahora, esta tarde, me ha salido esto)

La noche se puso íntima, todo somos dos, en un lugar de la pequeña plaza: retumba el agua de la fuente a mi espalda mientras nuestros labios se rozan.
Bajé del monte, agosto de 1928, los farolillos de hojalata alumbran la plazoleta casi vacía; sólo ella, las cosas la están mirando, se mecía, su pelo negro se mece; de repente un gato garduño pasó veloz, salté el barandado verde que rodeaba la plaza, me acerqué a ella, preciosa, es luna. Se bajó del columpio hecho de soga y madera seca que había montado el Ambrosio para los niños, sin mediar palabra se acercó a mí, me acerqué a ella, la noche se puso íntima.

La pareja de la guardia civil, borrachos ellos, se acercaron a nosotros, quisieron llevarse a la gitana, por serlo; resonaron en la enrarecida madrugada los muelles de la albaceteña, y en su lucha, ciega, por la vida, salí mal parado. Huí, marché, escapé al monte, los borrachos disparaban, regresé al monte. Rastro de sangre, rastro de lágrimas, rastro que al amanecer me delató. Ahí estaban serenos y mal encarados, apuntándome con sus mosquetones, con su uniforme verde.



Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio. (Federico García Lorca).