En 2004, un sábado por la mañana nos fuimos a ensayar al C.C. Río Ebro y nos grabamos.
Foto de Ángel Martínez.
Se
presentaba un sábado intenso. Hacía años que no me pasaba eso por
trabajo. No me pasaba porque intentaba evitar este tipo de estrés.
Por experiencias anteriores sé que no es buena idea hacer tres bolos
en el mismo día. Pero la cosa no fue como las otras veces; esta vez
fue una buena experiencia y por ello quiero agradecer a todos los que
vinisteis a las actuaciones y a la charla.
Me
esperaba un día largo, me levanté temprano, a las 7:04. Decidí
cambiar las cuerdas del contrabajo por otras también usadas, pero
menos que las que estaba utilizando, ya que el día anterior estuve
tocando y no me encontré cómodo con el sonido. Cuando no estábamos
en crisis las cambiaba tres o cuatro veces al año (las cuerdas) y
siempre tenía (sigo teniendo) un juego por si surge alguna grabación
o actuación especial (no había valorado el sábado como especial,
en todo caso estresial). Poner cuerdas nuevas el mismo día del bolo
no es aconsejable, por lo menos a mí no me gusta.
11:00.
Empecé a preparar el material de la charla, que es el contrabajo y
un minidisc con unas muestras de unas canciones. Estaba en ello
cuando llegaron los de la empresa de sonido de Luis Lasheras; me iban
a dejar un pequeño monitor para el audio, puse un poco de música
para ver como sonaba y sólo habían sonado dos notas cuando Silvia
(la técnico) dijo: ¿esto es Coltrane? y lo era, tuve que darle dos
besos, y la gente que me conoce sabe que no soy de mucho besar; ésta
fue mi primera alegría del día. El hecho parece algo sin
importancia, pero yo valoro mucho estas cosas. Le agradezco a Silvia
esta primera alegría.
12:00.
Empiezo la charla en el museo del calzado de Brea (un sitio muy
bonito y la chica encargada del lugar es muy amable). La gente que
acudió al acto me regaló con su silencio y atención, cosa que les
agradezco. Otro detalle que me llenó de alegría ocurrió cuando
puse el tema So What:
un señor del público lo reconoció sólo empezar; también se lo
agradezco por el mismo motivo que a Silvia; a él no le besé, pero
le regalé un disco.
16:10.
Empezamos a tocar CoolAge 2012 en la plaza Lola Lemos de Brea.
Es un rinconcito de Brea, un sello de identidad que se repite en
algunos de los actos que organiza Toño Monzón, una idea que me
parece estupenda, el buscar sitios en los que no se hacen ningún
tipo de eventos y así darle vida a las zonas “menos agraciadas”
de los pueblos y ciudades. Agradezco a Toño Monzón por ser un
hacedor y luchador de ideas y una persona íntegra y con ética; la
falta de ética es lo que nos está llevando al caos (creo en ello).
Agradezco a las personas que estuvieron en el evento. Todos los
pronósticos daban lluvia, pero el día nos respetó y esto se lo
tengo que agradecer a la madre naturaleza (creo también en ello).
Sabía
que lo que me quedaba a partir de ahora era lo más difícil, la
última actuación, la que tenía en el Joaquín Roncal a las 19:30
junto a Antonio Salanova. Ésta
es sin duda una música que te exige mucho, máxima concentración y
gran preparación antes del bolo. El nivel de exigencia que nos
imponemos es alto y yo, aparte del ajetreo sabadil, había pasado una
semana muy mala por un asunto que no voy a contar. Vamos, que esta
actuación no se presentaba en el mejor momento. El resultado del
reencuentro con Antonio después de más de un año sin tocar juntos
era una auténtica incógnita. La verdad es que estaba algo
preocupado, no nervioso, pero sí me preocupaba no estar a la altura.
Llegué al Joaquín Roncal a las 18:30, la hora calculada; desenfundé
el contrabajo, toqué dos minutos, afiné y salí a dar una vuelta
con mi familia, que este día me acompañaba, cosa que agradezco.
Diez
minutos de cortesía.
19:40.
Salimos, nos miramos y Antonio empezó a exponer la canción de
Metheny con la cual habíamos decidido empezar la actuación: máxima
concentración. Conclusión, noté que iba a ser algo especial, y lo
fue. Para mí la mejor de las actuaciones que hemos hecho. Para ser
sincero, en el último tema perdí algo de concentración, no sé si
fue el pensar “ya se acaba el sábado” o el agotamiento (tengo
que hacer algo más de ejercicio). Fue una tarde mágica, sucedieron
cosas (musicalmente hablando). Durante la actuación me emocioné en
repetidas ocasiones, fueron momentos especiales, mi mundo interior,
mi yo y la música, en este momento pensé en algo, tuve una
sensación que sólo en otra ocasión había tenido, pensé por
segunda vez en mi vida “qué bien suena y que suerte tengo de
participar de ello”. Fue un día mágico, fue un día especial, un
día con mi familia y un público silencioso y atento. Quiero
agradeceros que hayáis estado ahí y me siento bien de haber podido
ofrecer uno de mis mejores días musicales y que estuvieseis conmigo;
qué
suerte el haberlo compartido con vosotros.
Una
queja al cierzo. Quiero que sepáis que no estoy conforme con que nos
cueste tanto poder encontrar sitios donde tocar con Antonio,
seguramente el proyecto en el cual más energía y tiempo he
invertido junto con Castafiore. He estado y estoy en muchos
grupos, y en ocasiones he tocado o he participado con cosas que no
hemos perdido ni cuatro días en montarlas y hemos hecho un montón
de bolos, y también he pasado vergüenza en alguno (falta de ética).
Para que tengáis una idea más clara de lo que estoy hablando; con
Antonio, antes de mostrarnos al público, estuvimos ensayando más de
un año todas las mañanas de sábado, sin excusas
y sin pausas. Cuando sacamos nuestro disco mi teléfono no paraba de
sonar, me llamaba todo tipo de gente alabando nuestro trabajo, pero
no se ha traducido en actuaciones. Este sábado en el Joaquín Roncal
obtuve un premio que es mucho más grande que cualquier otro; el dúo
ha crecido aun
sin actuar ni ensayar, y siento sinceramente que es una lástima que
no nos pueda ver más gente (sé que esto suena arrogante, pero es un
análisis totalmente frío); creo que estamos en el mejor momento
para hacer disfrutar a cualquier tipo de persona que esté dispuesta
a abrir su corazón. Sólo queremos un piano acústico afinado para
mostrarnos.