sábado, 2 de mayo de 2020

MAYO 2020

HISTORIAS DEL BALASCH


    Ahí está, jugando. Me gusta mirarle sin que me vea. Le quiero un montón. Podría pasar mucho rato contemplándole desde el montículo, pero siempre acaba viéndome y entonces la magia se disipa. En mayor o menor medida, eso es algo que siempre me ha pasado con todo el mundo al que he amado, mientras me voy acercando a la persona, en la distancia y justo cuando todavía no me ha visto, ese momento es mágico, mágico de verdad, sin truco; magia que se esfuma cuando nuestras miradas se encuentran, en ese momento se transforma, cambia, de pronto se convierte en alegría.