A los años, pienso que no demasiados, cayó en mis manos un libro que en aquel momento me marcó, Demian de Hermann Hesse, un libro que el escritor presentó en 1919 (recién acabada la primera guerra mundial) con seudónimo, con el nombre de Emil Sinclair, que a su vez era el protagonista de la historia del libro, trataba sobre los primeros pasos de Sinclair hacia la madurez, el abandono de la feliz infancia hacia un mundo incierto y oscuro donde aparece la mentira, el chantaje, la violencia, el alcoholismo, las dudas y Abraxas, un Dios que es maldad y bondad en uno.
¿Casualidad? Y si no era casualidad, ¿qué conexión existía entre este libro y el disco de Santana? La cosa se quedó así, di por hecho que Santana creía en el mismo Dios que el de Sinclair y por eso tituló así su disco (por el Dios, claro, no por Sinclair, pero en ocasiones nos faltan datos y damos por hecho cosas que no son). Abraxas.
Al tiempo descubrí que sí existía una conexión entre el Abraxas de Carlos Santana y el Abraxas de Hermann Hesse. Entré en casa de alguien y, como muchas veces, me puse a mirar su discoteca, mirando mirando, encontré el vinilo Abraxas de Santana, ahí estaba el original de 1970 a un tamaño que me permitió disfrutar de su portada, de su contra y las novedosas fotos de su interior, y en un rincón, no recuerdo donde concretamente, una dedicatoria que ponía algo así como: Dedicado a Hermann Hesse.