La
cosa acabó al día siguiente de mi visita, aquel miércoles
encontraron el cadáver de Luis en su celda, tumbado en el suelo,
rodeado de vómitos. La autopsia aclaró que era envenenamiento por
cianuro, el sospechoso de la entrega de la cápsula con la cual Luis
llevó acabo su suicidio fue un tal Felipe, un tipo que fue a visitar
a Luis, un tipo que se les coló con identificación falsa. El típico
veneno que utilizan los espías rusos para acabar con los que les
estorban, un trabajo fino, nunca han podido localizar al tal Felipe.
Tras ver repetidas veces las tomas de la visita relámpago del
sospechoso, llegaron a la conclusión de que era un tipo de raza
blanca, rubio, corpulento, perfectamente disfrazado de anciano, un
profesional del disfraz. El caso es que todo acabó para Luis.
Al
año conseguí la financiación para mi primer largo, me premiaron en
el festival de Sitges, ahí empezó mi exitosa carrera como director.
Este año me han otorgado la Palma de Oro en Cannes, hemos decidido
irnos a vivir a la Costa
Azul, allí nos casaremos en petit
comité, sin hacer demasiado ruido, eludiendo la prensa.
Como
testigos están dos fotógrafos franceses que trabajarán conmigo.
Luis, el hijo, no ha querido venir, está en Ecuador en algún tema
de ayuda a necesitados y acercamiento cristiano. Laura está
preciosa, nos dirigimos a la suite en La casa Du Cap Eden Roc,
entramos en la habitación, nos despojamos de nuestros elegantes
trajes, al fin solos, hemos estado esperando este momento cinco años,
hemos guardado en secreto nuestra relación durante todo este tiempo
pero al fin estamos juntos, juntos para siempre, descorchamos la
botella de champagne
y brindamos por el éxito, por el éxito que ha tenido nuestro plan,
que empezamos a trazar aquel 15 de noviembre de 2012 en mi viejo piso
de Tarragona, como si fuese un juego.