Audio SORT de Coco Balasch - interpretada con Antonio Salanova.
Hace
calor, un día bochornoso. En estos días, no sale el sol, sólo las
nubes y el calor sofoca mi cuerpo y mi espíritu, tengo ganas de
huir, de fugarme, de alejarme del centro, de alejarme de casa una vez
más; pero nunca lo hago.
Bajo a
la calle, doy el paseo de todos los sábados, es un paseo de
búsqueda. El día es sofocante. Si al menos lloviese. Sigo la
búsqueda, todos los sábados el mismo indagar, intentando descubrir
dónde dejé anoche el coche. Día espeso, resaca y bochorno, resaca
en mi interior y bochorno dentro y fuera, es un día pesado, tengo
ganas de huir. El coche. Está delante de La Taberna del Blues. Relax
instantáneo, momentáneo.
Ando,
busco mi pitillera de Marilyn, no la encuentro, espero que esté en
casa, quizá me la dejase en casa de Nuria,
pero no me apetece volverla a ver por ahora (a Nuria), demasiados
problemas (ella). ¿Nueva búsqueda? Paso, paso de la pitillera, si
está en casa, bien, si no está y está en casa de Nuria,
pues que se la quede; claro que esto le servirá de excusa para
volver a quedar. Uf, agobiante tema el de Nuria
y el día, bochorno. Me rodea la realidad. Agobio.
Subo
las escaleras de casa. Entro en casa. La pitillera. Suspiro. Abro la
pitillera, me enciendo un Camel corto. Me meto en la ducha, me
enjabono con Germisdin, no me gusta su olor, pero según Mari
Ángeles es un gel estupendo, la tía me obligó a llevármelo
hace dos viernes; con la mala hostia que tiene, cualquiera le dice
que no, pero mira, ahora pienso que fue buena idea habérmelo traído
(me quedé sin gel hace cinco días). Recuerdo sus palabras -
llévatelo y piensa en mí cuando lo utilices - y eso es lo que estoy
haciendo.
Abro
el correo, nada. Voy a poner algo en el Twitter: - estoy solo -. Nadie
me dice nada. Abro el Face - estoy solo -. Contesta “Siddhartha”
- no te preocupes, la soledad es algo hermoso, búscate a ti mismo y
encontrarás la felicidad. No desesperes, humano, ya que es tan
importante la búsqueda del yo, como el premio. Disfruta del camino
que has de recorrer hasta establecer el contacto –. Le contesto –
Gracias, hermano -.
Otro
sábado de búsqueda. Joder, no hay forma de encontrarlo. Está
lloviendo. Un Whatsapp de Asun - recuerda que el coche lo dejaste en
el restaurante, nos movimos con el mío. – Gracias, fue una velada
inolvidable. Asun es una tía
infalible, atenta a todo. Demasiado atenta a todo. Me agobio, quiero
salir, tendría que pillar el coche y pirarme. Otro día, el próximo
sábado me voy, hoy el coche está demasiado lejos.
Me
despierto, me levanto, no es mi casa, me acerco a la cama, intento
ver quién es, ayer nos pasamos, miro alrededor, poca luz, la
habitación parece una tienda de regalos, joder, otra vez la Carmen,
la última vez me juré que sería la última, demasiado para mí.
Quizá me las pire antes de que se levante, claro que cuando me pille
me mata. Me siento en su ordenador, abro el correo, nada. Envío un
Twit: – estoy asustado –, no hay respuesta. Face: - Estoy
asustado –. Me responde “ El Lobo Estepario” - El miedo es algo
innato en el ser humano, tienes que aprender a convivir con él,
cuando logres convivir con él, a afrontarlo con naturalidad, serás
feliz, ten en cuenta que la felicidad no sólo está en el premio, la
felicidad también está en la búsqueda. Le contesto – Gracias.
Voy a empezar a buscar, que pases un buen sábado, Lobo. Tres horas
después encuentro el coche, hace un frío que pela, pongo las
campanitas navideñas que me ha regalado Carmen, las coloco en el
retrovisor. Tendría que pirarme, viajar.
He
quedado con Elena. Una velada agradable, un conversación fluida,
buen vino. Solo a casa, me voy con mi mejor sonrisa.
Un
Whatsapp de Emi: ¿te acuerdas de mí? fui compañera tuya de clase
en el colegio, vamos a celebrar una cena de exalumnos, quizá quieras
venir, será en el restaurante Utopía el día 28 de septiembre.
¿Quién coño debe ser? Miro la foto de su perfil, no sé quién es.
Un
Whatsapp de Silvia: ¿te acuerdas de mí? fui compañera tuya de
clase en el colegio, vamos a celebrar una cena de exalumnos, quizá
quieras venir, será en el restaurante Utopía el día 28 de
septiembre. Miro la foto de su perfil, no sé quién es.
Un
Whatsapp de Cristóbal: ¿te acuerdas de mí? fui compañero tuyo de
clase en el colegio, vamos a celebrar una cena de exalumnos, quizá
quieras venir, será en el restaurante Utopía el día 28 de
septiembre. Miro la foto de su perfil, me suena pero poco. No cabe
duda de que son mis compañeros de EGB. ¿Cristóbal? No sé cómo me
han podido localizar. Las redes sociales. Me voy a dormir.
Hace
calor, se me está haciendo demasiado largo este verano. Bochorno. De
nuevo buscando. Está enfrente de El Festín, hace días que no como
aquí, igual me paso esta noche a cenar, voy a entrar a reservar. Me
atiende la Puri, ni una sola mesa libre para hoy. Joder. Me gusta la
cocina de El Festín de Babel.
Decido
subir al coche, arranco, me pongo en marcha, sin destino. Busco.
Estoy bien, quizá tengan razón Siddhartha y El Lobo. Me siento
bien, cuanto más me alejo de la ciudad, mejor estoy. Tengo hambre,
me meto en Tarragona, como bien. Me doy un paseo por la playa. Se
hace tarde, vuelvo a subir al coche, no regreso, sigo. Busco.
Manresa,
una sonrisa se dibuja en mi rostro. Sigo la rivera del río.
Recuerdos. Paso por el cementerio, tengo que venir de visita, paso
por delante de la casa del chico que se ahorcó, no recuerdo su
nombre. La avenida de la Pirelli, recuerdos, hace más de 30 años
que no pasaba por aquí. Sigo. A lo lejos, mi antigua casa, más
recuerdos, ensoñaciones, me veo con la bici azul con manillar de
carreras y tres piñones por la calle Anselmo Clavé. Añoranza de
los que se fueron. Sigo por la avenida principal, bares, recuerdos,
voy despacio, me veo bajando por la calle Coll Baix con mis patines
sin frenos, con mis patines parisinos. La iglesia, diferente; me veo
de niño entrando en el salón parroquial donde el Crespo nos espera
para enseñarnos las bases para jugar al ajedrez (Capablanca,
Alekine, Morphy...). El parque, diferente; me veo escondido, solo en
un rincón, estamos en clase de gimnasia. Casas nuevas. Se hace de
noche, saco la guitarra para tocar una canción de Silvio, hay gente
conmigo pero no sé quiénes son. El Soler, hay gente fumando y
jugando al póquer. Sigo. La casa de la Rosa. Recuerdos agradables.
Giro, la pesca, tengo hambre, paro el coche, me meto en un
restaurante.
El
sitio parece agradable. Son las diez y cuarto, cuando entra una
cuadrilla de señores y señoras de cierta edad, y otros incierta,
tirando a mayores (todos), más o menos de mi quinta, se sientan un
par de mesas más allá. He acabado de cenar, me pido un café, no
tienen orujo, bueno, sólo tienen de ese de color verde, salgo a
fumar, varias chicas y uno de los de la cena se están haciendo una
foto. Vuelvo y me pido un segundo café. Los de la mesa (son varias
mesas juntas) empiezan a reírse, son algo escandalosos, sobre todo
son chicas, oigo algún nombre al azar. Me suenan, claro que son
nombres muy comunes, los observo, indiferencia, sólo son gente con
esa edad incierta o cierta (dependiendo en quién me fijo), comunes,
parecen de celebración, los hay que no pegan nada en el grupo, como
si se hubiesen juntado unos cuantos amigos y alguno se hubiese traído
a su primo que está pasando unos días vacacionales o algo así. No
sé. Hay un tipo alto, que tiene la típica cara que te suena, igual
de alguna fiesta o en la tele o no sé, hay tanta gente que se parece
a otra, es el típico tío que no quiere dejar escapar esos últimos
conatos de juventud, de esos con genética perfecta que parece que
está empezando a desperfeccionar, sobre todo por la parte abdominal.
Bueno, ya me he entretenido bastante, me gusta observar a la gente
desde mi rincón pero, por hoy, ya vale.
Menuda
bulla. Me molestan, me giro, les miro con esta mirada de “os
estáis pasando”, ni siquiera se fijan, son peores que niños.
Alboroto. Me agobian, me agobio. Pago y me las piro. Cojo de nuevo el
coche, me voy. Regreso a casa.
Me
despierto. Recuerdo perfectamente donde dejé el vehículo, está
junto al Emir, después iré a tomar una copita fresquita de vino de
Rueda con la tapita de jamón, cebolla y tomate en tempura. Este
verano no se acaba nunca. Bochorno.
Conecto
mi móvil, un Whatsapp: - Soy Emi, como no has venido a la cena, te
envío esta foto - ¿A quién reconoces? Joder. Hoy es día 29 de
septiembre. Se me pasó lo de la cena de hermandad, de haberlo
recordado tampoco creo que hubiese ido, pero... no había vuelto a
pensar en el asunto. Estos deben ser los hombres y mujeres que fueron
conmigo al cole, me pongo las gafas y ojeo la foto. Sorpresa. Os
conozco a todos, ayer estuve cenando, solo, a vuestra vera, sin
reconoceros y vosotros sin ni siquiera fijaros en mí. Los niños que
fuisteis, ayer no los vi, ayer no estaban cenando en el Utopía,
seguro que aún estáis correteando por algún sitio de la memoria de
alguno de vosotr@s, pero en la mía ya hace muchos años que
dejasteis de existir. No contesté al Whatsapp.
Ya han
pasado un par de años desde aquello. Aunque nunca contesté al
mensaje de Emi, sí conservé la foto, hoy la he vuelto a mirar, en
ocasiones la he observado atentamente y nunca me ha activado ningún
tipo de sensación, por mucho que la he analizado nunca me ha
provocado nada especial al mirarla; pero hoy, dos años después, hoy
28 de septiembre de 2015 me he visto jugando con ellos, por un
momento estamos en el recreo jugando al fútbol con nuestras batas a
rayas verdes y ellas a la goma con sus batas de rayas rosas.