Delilah. Cliffor Brown & Max Roach.
Estoy
desayunando en la terraza de un hotel de Barcelona, me apetece
escribir, pero tengo mis dudas sobre qué tema hacerlo. De principio
tengo tres ideas: la filosofía, la física cuántica o el parecido
que hay entre Albert Einstein y Luis Giménez.
Es un
lío, las tres tienen un interés relativo (para mí), como muchas
historias antes de ser contadas, seguro que cualquiera de ellas puede
dar mucho de sí (sobre todo si las escribiese alguna otra persona
más capaz), pero nunca se sabe lo que puede salir de ellas antes de
pasar por mis manos. Voy a pensar un poco en ello antes de decidirme.
La
filosofía. Ésta puede ser divertida, ya que no tengo ni idea, de
hecho he leído más sobre filosofía (de manera consciente) en estos
dos últimos años que en toda mi vida, eso debido a la Mercè García
y los artículos que cuelga en su Facebook. También me he aficionado
a escuchar a los del Mundo Today en el programa de Javier del Pino en
las mañanas dominicales, además de mi época en la que leí sobre Zen y practicar la meditación y sobre todo, cuando tenía unos
diez u once años, cayó en mis manos un libro que aún conservo, que
hablaba de unos cuantos personajes históricos y otros imaginarios,
donde se me presentó a Diógenes. Además también he escuchado a
Brassens. Vamos, que mi base, propiamente dicha, sobre filósofos no
es muy sólida, pero seguro que puedo sacar conclusiones
(posiblemente descabelladas) divertidas (para mí y algún otro),
hasta llegar a la conclusión de que nunca te puedes escapar de la
filosofía y que, sin querer, siempre he estado leyendo sobre ello.
Bueno, que sobre todo lo que lees y vives siempre puedes sacar la
parte filosófica de las cosas, que en muchas ocasiones no es tan
distinta de la de los grandes pensadores. Me lío. Éste sería el
punto de partida, el pensamiento general (a priori) de lo que
escribiría.
Física
cuántica. Este tema no se escapa mucho del anterior. Por lo que he
leído sobre ello, he llegado a la conclusión de que son gente (la
que intenta demostrar sus teorías) que no se aleja demasiado de los
filósofos, me parece entender que son un grupo de físicos con una
mente muy abierta que intenta volver a juntar lo que mueve el mundo
de lo lógico con el pensamiento filosófico y el poder de la mente.
Nuevamente es un tema del cual no tengo ni idea pero, justamente por
este motivo, llegaré a unas conclusiones la mar de disparatadas. La
física cuántica ( bajo mi prisma) me podría llevar a imaginar un
mundo donde cada persona vivimos, de una manera unísona, mundos
distintos, un lugar (el nuestro) que funciona por la fuerza de la
mente conjunta, en el cual creemos en un millar de cosas y funcionan
(estas cosas) porque nos las creemos sin entenderlas. Por ejemplo,
que un avión pueda volar o el espacio tiempo o los universos
paralelos. Vamos, que la cosa, en mis manos y debido a mi falta de
información sobre el tema, seguro que puede ofrecer una visión agradablemente esperpéntica sobre el asunto.
El
parecido entre Albert Einstein y Luis Giménez. Esta tercera opción
es, quizá, la que puede parecer, a simple vista, la menos
interesante (claro está, si quitamos la curiosidad que pueda
suscitar a Luis y algún que otro conocido), pero estando Einstein de
por medio, no se aleja demasiado del tema anterior, o eso se puede,
de entrada, concluir. Pero, en realidad, el parecido que yo veo entre
ellos dos, es un parecido estrictamente físico. Igual me he pasado
con estrictamente, y eso no lo digo porque no piense que no se
parezcan físicamente, cosa ésta que es a todas luces evidente, es
que también tienen muchas cosas en común, aparte de lo físico.
Pero la historia (creo) la plantearía sobre sus diferencias,
intentaría demostrar que, aunque dos individuos sean muy parecidos,
incluso clavados físicamente, no es garantía, de entrada, de calco
intelectual o filosófico. Esta historia la plantearía de una forma
(dentro de mis posibles) rigurosa ( Luis, si lo lees no te asustes,
sería amable y curioso y no revelaría ningún secreto).
Una
vez más me he liado escribiendo sin parar y creo que esta chapa es
suficiente por hoy, lo positivo del asunto es que, a partir de hoy,
tengo nueve días para pensar en cuál va a ser el tema sobre el cual
voy a escribir el próximo martes (hoy es domingo). Voy a buscar a mi
amada para acercarnos al restaurante. Empiezo a tener algo de hambre
y la carta me parece muy sugerente.