Canción xiula la bruixa, grupo La Ratonera.
Un
buen día, alentado por Belén Carrere, mi amor, y Jesús Laboreo, mi
camarero, se me ocurrió crear un blog (????), un lugar donde plasmar
historias. Claro que una cosa es pensarlo y otra es hacerlo.
¿Cómo
se hace un blog? Me metí en internet. Feliz de mí me decidí por
WordPres, majestuoso resultado (el prometido). Claro que una cosa es
pensarlo y otra es hacerlo.
Después
de varias horas, más que horas, creo que fueron varios días,
intentando que aquello rulase a base de repetir y repetir, logré
hacer un churro, o sea, nada. Entonces fue cuando, aparte de
evidenciar mi patanería con las nuevas tecnologías, tenía que
tomar una decisión y la tomé, en lugar del más bonito (sistema
para hacer un blog), busqué el más sencillo, claro que lo de
sencillo debía ser para el común de los mortales y yo está claro
que no pertenezco a lo común y me costó un mundo ponerlo en marcha,
pero lo logré. Ya lo tenía, ya tenía mi blogspot. Después de unas
semanas tenía el sitio donde escribir. Escribir. Una cosa es
pensarlo y otra es hacerlo.
Primer
gran dilema: ¿Sobre qué escribo? Y me puse a pensar, saque mi
corazón y mi ilusión y escribí el encabezamiento del blog, lo
intenté colgar y no cabía, vamos que escribí no sé cuántos
montones de caracteres y no cabía, lo reescribí y tampoco, lo
reescribí, lo reescribí, lo reescribí, me vino a la mente el
hermano mayor, niño, de la peli El
río de la vida. Al
fin me cupo, al fin colgué mi primer escrito.
En
este blog colgaré todo tipo de historias. También contaré algunas
de las múltiples anécdotas que he vivido de primera mano en los
innumerables proyectos de los que he sido partícipe. Anécdotas que
surgieron del roce continuo con personas con las cuales he pasado
muchas horas de ensayos, grabaciones, actuaciones, hoteles, viajes...
Hablaré de las ilusiones, las desilusiones, las mentiras, las
verdades, los hola, los adiós, los lloros y las risas, sobre todo
las risas y el Amor. Creo que es una oportunidad para conocer este
mundillo desde dentro, ya que la gente, normalmente, sólo tiene la
oportunidad de oír el resultado final. Quiero hablar del músico que
se dedica a tocar, que valora la libertad, del hombre que vive detrás
de un instrumento y quiere creer que escapa a lo común, de la
persona que trabaja cada día en un lugar distinto. También
intentaré mostrar que el paso de los años no acaba con las fuerzas
que necesitas para iniciar cada nuevo proyecto con ilusión renovada
y limpia, la misma que tenía el niño Ángel cuando empezó a
ensayar con su primer grupo. Que de vez en cuando, aún siendo
profesional, puedes empezar algo nuevo que esté más cerca del
corazón que del dinero.
No
había vuelto a leerlo,
no había vuelto a prestar atención al encabezamiento que posa al
lado de la foto de mi cara con el envoltorio plateado del bocata de
jamón que me comí aquella tarde de ocio (el jamón era de Teruel,
altísima calidad, comprado en la tienda de Rosa y Jesús en la calle
Bretón de Zaragoza) y que planté en mi nariz. Ese escrito lo plasmé
en mi blog el día 3 de abril de 2012. Un escrito que siempre veía
ahí, inamovible; unas letras pasivas que nunca releía (dos años)
¿PERO? Hoy lo he vuelto a leer y he visto que el escrito de
introducción, sobre todo fue una promesa que os hice, una promesa
que he incumplido y al darme cuenta de eso (promesa incumplida) me
siento mal, está claro que he de cumplir. Claro que para cumplir la
promesa he de desviar mis pensamientos, rehurgar en mis recuerdos y
buscar una historia musical, una experiencia musical.
Por
más que me pese, no podré escribir (por ahora) la historia que
quería y eso me duele, ya que después de descubrir, después de ver
claro el parecido, la similitud sin par, de Einstein y Giménez, es
difícil para mí dejar de lado este tema, ya que hasta que no lo
escriba no sabré el qué, y tengo ganas de saber, de descubrir, de
conocer la historia del parecido entre el genio y el físico.
Hoy
voy a narrar, según mi recuerdo siempre turbio e imaginativo (ya que
recuerdo siempre más los sentimientos y las sensaciones que los
detalles), la grabación de un disco en el que intervine (grabé),
precisar qué pasó, quiénes éramos, las canciones, anécdotas,
etc. Claro que una cosa es pensarlo y otra es elegir. ¿De qué disco
puedo hablar?
Después
de darle varias vueltas, he decidido hablar sobre la grabación del
disco Xiula
la Bruixa.
Este es un disco de esos en los que he grabado y que en ocasiones
vuelvo a escuchar, os aseguro que eso no es lo común en mí, de
hecho no suelo volver a escucharme, ni siquiera al acabar de
grabarlos, incluso alguno de ellos aún están en el papel de celofán
que los envuelve y seguramente hay varios que no debo ni tener en
casa, además de otros que con sólo pensar en ellos me da dolor de
barriga. Pero éste, por lo que sea, de vez en cuando vuelvo a
ponérmelo, a escucharlo, no sólo esto, tengo varias canciones en mi
ipod que siempre me acompaña (el mp3) a todos los sitios cuando he
de ir solo (muchas veces) caminando por la ciudad. ¿Por qué me
enganché a éste? Seguramente la razón no es sólo musical, si bien
me gustan las canciones
y
me gusta el personal, en lo personal e
incluso me gusta cómo toqué en él (cosa que también ocurre pocas veces).
Hay algo en este disco que me enamora.
Creo
que la música te puede entrar de muchas maneras pero está claro
que, para que se convierta en especial (para mí, para ti), tiene que
entrarte en el corazón y eso no sé por qué sucede, no es por la
calidad, ni por nada tangible, es como el amor, es un sentimiento que
te elige. Creo. ¿Me estoy liando? Voy a poner un ejemplo
comprensible. A ver: Los Beatles. Soy fan de ellos desde crío y he
escuchado todos sus discos varias veces, pero hay un disco que cuando
lo vuelvo a escuchar se me pone una sonrisa interior, me transporta a
otros tiempos, evoca en mí momentos de soledad con ellos (escuchando
el vinilo en el desván de mi casa), recuerdos de amigos de infancia,
del fútbol en la calle, el cole (en donde ya estaba Xavier Canal),
no es el mejor de ellos ni mucho menos, es un disco de la primera
época y aunque si alguien me preguntase ¿cuál es tu disco favorito
de los Beatles? posiblemente contestaría Sgt.
Pepper's,
cuando escucho A
Hard Day's Night me
dan ganas de vivir. ¿Por qué? Es un sentimiento, es amor. Pues con
el disco de la Ratonera, Xiula
la Bruixa, me
sucede algo parecido, es un disco que me traslada a unos momentos, a
una ilusión. Sentimientos.
Voy
a intentar, en unos cuantos capítulos, contar cómo fue aquella
grabación, contar también la historia (como yo la vi, contar lo que
viví) de cada canción o de unas cuantas.
Era
el segundo disco que hacíamos La Ratonera (el grupo se llama así).
Por un lado Xavier Canal, amigos desde EGB, hablamos de los setenta
(para saber más sobre nuestra relación podéis leer la historia
Adelante, la primera de este blog) y por otro Miguel Ángel Morales,
el Negro, amigo del barrio del Palillo (algún día escribiré algo).
Algún otro día hablaré de la Ratonera, del grupo, de cómo surgió,
de cómo me adoptaron el Xevi y el Negro, pero eso es otra historia.
Cuando
yo entro en contacto con el proyecto, cuando me entero de que una
discográfica nos va a pagar la grabación de un disco, que vamos a
grabar un nuevo disco (el segundo con La Ratonera), las canciones del
disco ya estaban hechas, el Xevi había compuesto unas cuantas nuevas
(nuevas para mí, ya que otras ya llevábamos un tiempo tocándolas
en conciertos) y había arreglado un tema de Lluis Llach. Después
supongo que se juntaría con el Miguel Ángel Morales, el Negro, y
dejaron las estructuras y todo bastante definido. Yo en Zaragoza,
ellos en Manresa. Las canciones me parecieron buenas, pero la verdad
es que yo necesito oírlas muchas veces para saber si me van a
enganchar o no, claro que mi gusto, no sé por qué razón, no
concuerda demasiadas veces con el de los demás y siempre que apuesto
por una canción, la que más le gusta a la gente es otra, pero esto
es otra historia que quizá algún día cuente.
Ya
teniendo las canciones, había que arreglarlas para llegar al estudio
sabiendo qué teníamos que hacer, ya que la discográfica no se
estiró demasiado y teníamos muy pocas horas de estudio. En este
grupo no hay arreglista propiamente dicho. Cada uno de nosotros tiene
libertad absoluta para hacer lo que crea más conveniente. Tampoco se
ensaya demasiado, hablamos de cosas, pero por lo menos a mí nunca
nadie me ha dicho qué es lo que debía tocar, en ocasiones sí que
hablamos de un tipo de sonido o idea general, del tipo de ritmo y
esas cosas, pero es muy raro llevar una idea superacabada
unilateralmente. Siempre hay algún arreglo de cuerda o teclados o
voces que alguien tiene que pensar y, en el caso de la Ratonera,
tocar, ya que no hay teclista. Creo recordar que nos repartimos un
poco esta labor, o surgió de forma espontánea, pero dado que yo
estaba en Zaragoza y ellos en Manresa, no podíamos vernos muy a
menudo. Recuerdo haber metido teclados en dos temas y … bueno, de
eso hablaré cuando toque hacerlo.
Preparamos
todo con gran ilusión. Se respiraba un aire especial, fue como
rejuvenecer. Después de unos bolos y unos pocos ensayos empezó el
acto (de grabar).
Llegué
a Manresa desde Zaragoza y subimos al estudio KAY, allí nos esperaba
el Nyanyo (J.A. Castanyo), uno de los mejores técnicos de sonido que
he conocido.
Voy
a volver atrás, creo que me he saltado algo que tiene su
importancia.
En
realidad todo empezó con la maqueta, unos meses antes de iniciar la
grabación. La compañía parecía interesada por nuestro trabajo y
nos pidió una maqueta. La grabamos y la enviamos. Todo bien, pero
necesitamos un “hit” (nos dijeron). Y fue cuando Xavier Canal (el
alma y compositor del grupo) escribió Xiula
la Bruixa (la canción),
y eso les convenció y entonces se cogió fecha para el estudio.
Me
presenté con mi bajo Factor para grabar en los estudios KAY.