HISTORIAS DEL BALASCH
No
sé cuando ocurre, supongo que es algo progresivo, pero un buen día
dejé de tener superideas infantiles y pasé a pensar en como se
procrea y otras cosas de mayores, lo malo es que pasé al nuevo
estado desechando mucho de lo anterior y entre las cosas importantes
me olvidé de como se fabrican las superideas infantiles y encima
desconozco cuales fueron. Yo si volviera a tener un niña le
sonsacaría esas ideas y las apuntaría en un cuaderno y cuando
aprendiese a escribir (ella) le regalaría esa libreta de color azul
cielo para que pudiera seguir apuntándolas por su cuenta, tras
previa explicación de la importancia del tema, le dejaría claro que
sólo debe apuntar lo que piense ella que sean superideas, no hablo
de un diario. A mí me gustaría poder leer ahora aquellas ideas
supersónicas que sé que tuve y se quedaron y no viajaron conmigo en
el tiempo y aunque no las recuerdo, las echo de menos, claro que yo
soy extremadamente nostálgico.
¡CIELOS!
arbequinos
centenarios que no se recolectan y hermosearon la agradable caminata
de hace unos días alrededor de Valdeltormo.