Sólo me gustaban
los chicos. La gente piensa que siempre me gustaron las chicas, pero
tengo un pasado rodeado de chicos, un tiempo en que no me fijaba en
ellas, una etapa de mi vida en que sólo existían los hombres en mi
mente, sólo ellos me atraían.
Hoy tengo ganas de
contar cómo y cuándo me empezaron a gustar las mujeres, mi
admiración hacia lo femenino. Pero no puedo empezar la historia sin
antes hablar de mis sentimientos anteriores, empezaré por el año
1979.
Año
1979. Sólo me gustan los chicos, no creáis que todos los chicos,
tengo mis preferencias, siempre me muevo entre unos y otros,
escuchando a todos antes de quedarme con uno; sólo unos cuantos
(bastantes) pasan mi criba intelectual, sólo aquellos que su
discurso es hermoso me atraen y hago por estar cerca de ellos. No me
enamoro de sus manos, ni de sus ojos, sino de sus sueños, cuanto más
libres y más sinceros más me gustan. Algunos sólo oírlos me ponen
la carne de gallina, otros me hacen llorar, otros me dañan, dañan
sobre todo mi intelecto, de estos últimos intento alejarme, cosa que
no siempre es posible, ya que cuando vas a casa de conocidos o amigos,
te los puedes encontrar, cada uno es libre de hacer las fiestas a su
gusto y yo nunca me meto con sus gustos, bueno, quizá soy algo
crítico, aunque los respeto y los comprendo, ya que una cosa que a
mí me daña, que me parece de mal gusto, a otra persona le puede
atraer, le pone, lo goza.
No
creáis que soy un caprichoso, que cuando conozco a uno nuevo dejo de
lado al anterior, no señor, yo le sigo siendo fiel. Quizá os
preguntaréis ¿cómo se puede ser fiel con tanta promiscuidad? La
fidelidad es un concepto muy personal, un acuerdo con el ser amado y
yo casi siempre sigo amando al anterior, tengo el corazón muy
grande y caben muchos. No voy a negar que disfruto del nuevo de
manera especial, le abrazo con entusiasmo, los primeros días estás
más por el nuevo que por los ya conocidos, pero eso es algo común
en todos los mortales, la novedad, el misterio de lo recién conocido
atrae con mucha fuerza y quieres estar todo el rato con él. A los
días, cuando ya lo has analizado, exprimido, comido entero, llamo a
mis amigos para compartirlo, para hablarles de mi nuevo hallazgo y
aconsejarles que se aventuren con él. En este momento vuelvo a
acercarme a los de antes, y disfruto de ellos con pasión y gozo,
quizá sea diferente a lo nuevo, a lo nunca catado con anterioridad,
pero sigue siendo hermoso y especial una vez más.
Lo
mismo que hago yo con mis amigos (compartir), ellos también lo
hacen. En alguna ocasión me llaman excitados y me hablan de una
experiencia trascendental, de un nuevo valor, de un jovencito
deslumbrante, eso te crea una expectativa, una ilusión y más cuando
sabes que pronto caerá en tus garras; y llega el día y te
desilusiona, no te llena, en ocasiones le ves ciertas maneras, pero
no acaba de satisfacerte. Esta manera de moverme duró hasta el año
1994.
Año
1994. Me propusieron experimentar con una mujer, “Diana, es
especial”, y tanto me insistieron que hice por conocerla, y sí,
era fantástica, pero no lo suficiente (para mí), todo lo que hacía
estaba muy cuidado, pero me pareció como si se obligase, como si no
fuera del todo sincera, mucho talento pero…, que no, que no iba a
compartir a mis chicos con ella, y allí la dejé, no le presté
demasiada atención y me quedé con Don para ese día. La verdad es
que no me acabó de llenar (Diana), pero me dio qué pensar ¿alguna
chica podría llegar a gustarme? La respuesta llego a los días,
tenía un día loco y no quería estar con mis chicos. Me puse un
disco de un saxofonista, pero cómo no, me llamó la atención el
pianista, un discurso sincero y singular, no sabía quién era, me
levanté del sofá y busqué en los créditos, busqué con
expectación e ilusión el nombre del nuevo hallazgo, sorpresa y
dudas al leer su nombre, qué raro, busqué si había una foto suya en
la carátula para verificar si eran ciertas mis sospechas o sólo era
una excentricidad del joven artista, todo esto mientras su sonido me
enganchaba, no había vuelta atrás, amor a primera vista, y al fin
allí estaba su foto, su juventud, su talento seguía golpeando mi
mente mientras observaba a la primera chica que entraba en mi lista
de pianistas favoritos, a partir de este momento ya no iba a ser una
lista sólo de chicos, a partir de este momento, en mi lista también
habría una chica, también estará Geri Allen (actualmente tengo una
lista mixta).
Geri
Allen está con mis pianistas favoritos o favoritas, o mejor dicho,
para no llevar a equívocos, de mis pianist@s favorit@s. Siempre que
descubro a un pianista nuev@ me crea expectativas y l@ escucho con
atención, pero Geri sigue teniendo un lugar especial, por méritos
propios, sin engaños y sin concesiones al público, me encanta esta
chica, me encanta esta pianista, al igual que me siguen gustando mis
chicos.