martes, 21 de agosto de 2012

EXTRANJERO


Le Métèque. Georges Moustaki.

Nací en Drancy, a 9 km de la basílica del Sacré Coeur. A mi madre le encantaba París, pasear, los grandes almacenes. Nunca nos llevaba a los dos juntos de paseo (para poder disfrutar, ya que siempre nos peleábamos y a mamá no le gustaba dar la nota) aquel día me tocó a mí, cada vez un hijo, cogimos el metro, la imagen que guardo de aquel día es la de estar tomando un helado de chocolate sentado en una terraza a los pies de las escaleras que llevaban a la basílica, una cafetería que podría ser perfectamente la de la película Amelie. A mi madre le encantaba París.
Nací en Drancy, a 23 años del centro de detención, campo de concentración o campo de tránsito, yo me quedaría con lo de campo de tránsito, un lugar donde pasaron 70.000 personas, de las cuales 65.000 fueron a parar a Auschwitz y Sobibor. Un lugar, Drancy, donde estuvieron la mayoría de judíos franceses, homosexuales e indeseables, suerte que nací a 23 años de distancia porque ¿quién sabe si me hubiesen, nos hubiesen tomado por indeseables, ya que nosotros en aquel entonces eramos españoles? Nací en Drancy, nací extranjero, era español, el español, los españoles. Os puedo asegurar que no era un tema exótico.
Los seres humanos somos muy dados a sentirnos orgullosos de los que comparten nacionalidad con nosotros mismos, de nuestros paisanos; los franceses también lo están, para no romper la norma, de los suyos. Ya puestos en el tema, voy a citar unos cuantos de los que se sienten orgullosos, empezaré por unos cantantes: Moustaki, Aznavour, Brel, Manu Chau, Ginsburg; es curioso que ellos no nacieron extranjeros o, por lo menos, con el paso del tiempo, se les olvidó a toda la población; también pasa con sus escritores: Émile Zola, Jean-Paul Sartre, René Goscinny o Albert Uderzo; también con científicos y qué vamos a decir de la selección francesa de fútbol que ganó el mundial, once jugadores se reconvirtieron en auténticos franceses y Zidane, por citar al más conocido, ¿ya no es un pies negros? Es increíble lo que lleva a hacer el patriotismo. Y por el amor a la patria, mi familia (sobre todo mi padre) decidió volver a España; para mí, un cambio más (durante los 9 primeros años viví en 8 casas distintas), una casa nueva, nos instalamos en una pequeña ciudad de la provincia de Barcelona y al fin pude ser francés, el francés, los franceses.
En aquellos momentos yo me dedicaba a jugar, no eran cosas esas que me importaran, qué más da ser francés o español, yo vivía en una casa en que se hablaban tres idiomas simultáneamente (mi madre hablaba en catalán) y no teníamos ningún problema de comunicación, al revés, era divertido y enriquecedor.
Pasaron los años y entonces fui yo el que emigró, me vine a vivir a Zaragoza y pasé a ser catalán, el catalán, los catalanes (estaba con mi hermano). Es curioso, el tema se volvía a repetir, y encima tenía ya tres nacionalidades o más, según se mire: francés, gabacho, español, catalán y polaco, eso es la ostia porque yo no me siento de ningún lugar en concreto, simplemente son los demás que me ponen en un sitio según convenga; bueno, me olvidaba que cuando voy a la ciudad de mi juventud, ahora también soy Maño.

Si mi teoría de la relatividad es exacta, los alemanes dirán que soy alemán y los franceses que soy ciudadano del mundo. Pero si no, los franceses dirán que soy alemán, y los alemanes que soy judío. -Albert Einstein-