Fotos, algunos de mis discos de Coltrane.
Audio, Stellar Regions, John Coltrane, saxo tenor, Alice Coltrane, piano, Jimmy Garrison, contrabajo y Rashied Alí, batería.
No voy
a decir que sea mi músico favorito, lo mismo que nunca digo que éste
es el mejor del mundo o éste el peor; pero si no lo es poco le
falta, hoy sin lugar a dudas lo es, aunque mañana puede dejar de
serlo y lo puedo olvidar temporalmente. Sus ojos. Es de los pocos músicos que
reviso periódicamente de manera única. Cuando digo periódicamente, no quiero decir
que sea algo que se repita a intervalos iguales en una fecha
concreta de manera obligatoria. Llega como una llamada que viene de
algún lugar recóndito, desde una lejana región estelar escondida
en mi infinito universo interior, viene una o dos veces al año. Lo
escucho de forma única, con exclusividad durante un tiempo, un periodo que puede ser
de dos días o una semana, después lo abandono y lo alejo hasta
sentir nuevamente la llamada. No tiene nada que ver con las ganas de
escuchar un disco o una canción, es otro tipo de necesidad, necesito
darle exclusividad absoluta, toda la música que oigo durante este periodo es
suya, me impregno de Él. Él me pertenece y yo le pertenezco. Su
mirada. En casa aún lo escucho en cedés, en mi equipo estéreo y
en la calle lo llevo de paseo en mi iPod. Repaso todos sus periodos y
estilos, desde Blue Train de la Blue Note hasta la grabación, descubierta en 1994, Stellar Regions de Impulse; desde estas
composiciones que parecen casi ejercicios armónicos, con esos solos
técnicos, hasta lo más free y el estado más espiritual donde se
encontró muy cómodo y tocó como Dios. Un amor supremo. También
escucho esos discos que grababa para contentar a la discográfica,
eso no quiere decir que fuesen malos álbumes (no lo eran), pero a su
vez era el salvoconducto que le daba la libertad suficiente para
después hacer su música, para seguir su búsqueda vertiginosa.
Baladas. También lo escucho en su época con Monk y este disco con
Ellington. La época con Davis no la incluyo en estas escuchas, no lo
meto en mi periodo de amor a John. La época Davis la guardo para
otras ocasiones, porque Davis es otro de los que siento la llamada,
pero con éste es de otra manera, con Miles nunca escucho todas sus
épocas, no me obsesiona de tal manera, me sobra parte de sus discos.
Coltrane siempre con los ojos abiertos mirando al infinito.
No fue
el único que donó su arte a Dios en la vasta historia de la Música,
pero sí el único que le entregó el día a día, el paso firme y
seguro de su improvisación, ofreciéndole el riesgo que conlleva
improvisar, ofreciendo el perfeccionamiento del riesgo, ofreciéndole
la poesía y el lamento en uno. Supremo. Eso le diferencia
notablemente de otros que le entregaron una obra meditada en la
tranquilidad que otorga la soledad, como por ejemplo fueron Bach o
Mozart, por nombrar a dos de los innumerables músicos que lo han
hecho durante siglos.
Coltrane
se retiró por un tiempo y volvió a su hogar en busca de sí mismo.
Volvió limpio y más creativo que nunca, limpio y con un nuevo
objetivo. Amor Supremo. No quiero decir con esto que Dios sea el
único camino, no intento convencer a nadie de nada, ni siquiera soy
creyente, pero que funciona, es un hecho. Aunque creo que se puede
llegar al mismo resultado por otros caminos y, lo que en realidad
sucede es que, alguien que se ha encontrado a sí mismo y al que no
le da miedo mirarse al espejo, es una persona nueva y tiene mucho más
que ofrecer, además de ser mejor persona. John Coltrane. El copón
de la baraja.