Paso a
contar la historia que cambió mi vida.
Yo era
un tipo amargado, apenado, desengañado de la vida, de la gente,
inadaptado, aburrido de mi trabajo, de mi mujer y de otras cosas. Un
día decidí hacer algo al respecto. Tenía que ser algo importante,
pero que no me costase mucho lograrlo, que no me costase mucho
sacrificio y a la vez que no me costase dinero. Dejar de fumar es
relativamente sencillo, eso me puede valer (pensé aquel día).
Sopesé los pros y los contras y todo eran ventajas: tu cutis se
recupera, tus pulmones se recuperan, tu economía se recupera, tu
olfato se recupera, tu gusto culinario se recupera, tu forma física
se recupera; vamos, que es un delicia, la superrecuperación, el
reciclaje más barato que puede existir, un reciclaje que escapa
(importante para mí) al capitalismo, sin clínicas, sin gastos
adicionales, simplemente hay que decidirlo y hacerlo. Dejar de fumar
sólo tiene un camino recto e inequívoco hacia la felicidad y,
además, si no lo logras ¿qué pierdes?
Recuerdo
todos los pasos que seguí. La ansiedad es lo peor, esto lo solventé
a base de Chupa Chups. Cuando mi barriga adoptó la forma de dicho
producto, decidí pasar a comerlos sin azúcar, os puedo asegurar que
son difíciles de conseguir, aparte de que son más caros incluso que
el tabaco. Yo hacía esfuerzos, quería mi reciclaje, los hacía de
todo tipo, pero la barriguita ya se había instaurado, un delirio, yo
que siempre había sido un palillo, pasé a ser un Chupa Chups.
Convencido de que mi forma de caramelo con palo era provocada por una
extraña alergia a dicho producto, decidí dejarlos. Doble ansiedad,
dejar otra adicción, volví a pensar en todos los pros, quería
reciclarme, reconvertirme, me puse manos a la obra con fuerzas
renovadas. Decidí hacerle caso a un conocido, conocedor de
adicciones. El nuevo plan era, como aseguran los cánones (según
él), beber agua cada vez que tuviese ganas de fumar; se acabaron los
chupas. Pero el agua no calmaba mi ansiedad, además leí no sé
dónde que no era bueno beber el agua a litros y yo ya pasaba de ocho
al día, todo el rato estaba en el lavabo y mis compis de curro,
aparte de que mi mal humor a causa de la doble adicción estaba
afectando aún más a mi relación con ellos, se creían que me
metía al lavabo a fumar (la que fuma en el lavabo es Beatriz).
Decidí dejar el agua. La cambié por la cerveza, pero con esto
tampoco dejé de ser un Chupa Chups. La ansiedad me podía, recurrí
de nuevo a lo dulce: el mono, la castellana, Marie Brizard,
Pimermint, orujo de hierbas... nada de eso evitaba mi sufrimiento. Me
pasé al whisky, al ron, el vodka, todos ellos por separado y después
arrejuntados. Me despidieron del trabajo, menudo chasco se llevarían
al ver que el tufo a tabaco del lavabo no desaparecía. Ja. Las
mañanas después de aquellas largas jornadas alcohólicas eran un
poco movidas, literalmente movidas, mis manos no paraban de moverse,
se me caían las cosas; eso lo solucioné desayunando carajillos.
Me
pasaba todo el día en un lugar raro, que ni siquiera yo sabía dónde
se encontraba. A los seis meses me dejó mi mujer. Para desahogarme
empecé a frecuentar prostíbulos (otra adicción más).
Una
noche me encontraba en este lugar que no sabía dónde se encontraba,
estaba tumbado y frío cuando algo se acercó a mí, más bien
alguien, un ser alto, vestido de un blanco ariel y me dijo: hijo mío,
todos los pros de dejar de fumar, en tu caso, son mentira, una
patraña, mira cómo te encuentras, estás arruinado, eres
multialcohólico, eres impotente y lo triste es que sigues yendo con
prostitutas las cuales te quitan el poco dinero que tienes sin ni
siquiera sobarte, te han dejado todos tus seres queridos, no te fían
más en el bar, duermes en la calle. Por amor de Dios (os juro que
estas palabras sonaban como en un pabellón de baloncesto vacío)
VUELVE A FUMAR. Me levanté, tiré y fallé, salí a la calle, cogí
una colilla del suelo; me supo a gloria.
La
verdad es que esto es lo mejor que me ha pasado en la vida: me he
ventilado al ogro de mi mujer, he cambiado de trabajo, ahora soy una
persona totalmente adaptada a la sociedad, consciente de mi
impotencia, no me acerco al amor, cosa que me ahorra mucho
sufrimiento interior. Esta experiencia me ha servido para
readaptarme, me he reorganizado. Ahora soy fumador, alcohólico y
comedor de Chupa Chups, pero cada cosa en su momento. Vi la luz y me
ayudó, espero que esta historia os sirva de ejemplo, los pros y los
contras de las cosas no son siempre iguales para todos. Al fin soy
feliz.