Soy un
patán y eso deja huella. Por mucho que intento arreglarlo, no puedo
evitar ser un patán.
Cuando
salgo del despacho, lo hago con la sonrisa puesta, amando a todo el
mundo. En este momento, del trabajo a casa, soy majo. Antes de salir
a comunicarme con la gente, me ducho, meriendo y me hago un
propósito: no voy a patanear, por mucho que quieran los demás, no
entraré en ningún tipo de controversia. Cuando regreso del paseo
nocturno, llego a casa con todo mezclado, cansado, sin sed y con
hambre. Al día siguiente, me levanto y me vienen flashes de lo
ocurrido, recuerdos que certifican que soy un patán.
Comportamiento
patánico, un día cualquiera después de merendar:
Voy
andando por la acera de enfrente (en mi caso la de la izquierda),
saludo a un conocido, saludo a una conocida, me paro a hablar con
otro del oficio (del mío), me despido, sigo andando por las
estrechas calles del centro, me encuentro con otro abogado, hablamos,
mentimos, todo normal. Me meto en un cine, veo la peli que me
recomendó Fernando (con el que comparto despacho), debe haberme
gastado una broma de mal gusto, salgo sin acabar, no sé cómo pueden
premiar tanto a ese tipo, no vuelvo a ver una peli más que dirija
éste, y esta vez va en serio. Me enfado. Busco un gintonic, lo
encuentro, está bueno, pido otro, está bueno, pido otro, está.
Está apunto de aparecer el patán. Entra Luis, hablamos de la
crisis, de fútbol y de su novia. Lo de la crisis no da para mucho,
sólo una cordial discusión; el fútbol nos lleva a un mal
encuentro, él es del Barça. Me voy motivando, otro gin, me sobran
dos, Luis me pone de los nervios con el puto Messi, no puedo
defenderme, mi única baza es Cristiano Ronaldo pero no me sirve,
aunque no lo reconozca (soy abogado), soy consciente de la gran
diferencia a favor de Leo, me jode, me está tocando los huevos.
Decido cambiar de tema. Le digo que, antes de que fueran novios con
Elvira, yo ya la conocía. Se sorprende. Le digo que tuvimos una
noche de pasión, él se enfada, alzo la voz y le digo que no sólo
fue una noche y que Messi es argentino, me comenta que está
embarazada y se va. Me quedo en el bar, otro gintonic, discuto con el
camarero sobre cine, me enciendo un cigarro dentro del bar, me echan,
soy un patán. Me voy a casa, entro en la cocina, me como un trozo de
chorizo.
La
mañana siguiente:
Me
despierto temprano, me duele la cabeza, me duele el estómago, seguro
que comí chorizo, me caliento un café, voy al baño, me ducho.
Flash. No sé por qué le dije que conocí a Elvira, exageré la
historia, me parece que estoy en un juicio continuo, todo vale, lo
importante es ganar, estoy cansado de mentir. Soy abogado. Me encendí
un cigarro dentro del bar, infringí la ley, me importa dos cojones
la gente. Soy abogado.
La
vida se escribe con bolígrafo y eso no se puede evitar. No tengo
remedio. Lo único que se puede hacer es intentar mejorar, escribir
mejor. Quizá si bebiese menos. Soy un patán. Me encantaría poder
escribir con lápiz. Tristemente, la vida se escribe con un boli, el
mío es de tinta negra, un único bolígrafo opaco de usar y tirar,
con su estructura de plástico que no te deja ver la tinta que te
queda. Tengo que dejar de ser un patán. Tengo que cambiar de
profesión. Quiero aprender a escribir sin errores. Presiento que se
me está acabando la tinta. Quiero dejar escrito algo bonito.